El desagravio de un poeta,
cada palabra que se muda
del sonido disperso
de una realidad que nunca se acostumbró
a los descalabros de toda una vida.
La poesía es fiel ante el dolor
de una conciencia maltratada
por las ruinas de esas ideas
que quisieron ser libres siempre.
El poema es continuidad,
sentimientos que se oponen
a dividirse en muchos malos sabores,
a contar los hoyos que tienes
en tus zapatos desgastados por tanto caminar.
No tengo noción de tu agitación,
soy paciente ante la ignorancia y el clasismo
de quien no me sabe amar a los demás.
Eso es poesía, sobrevivencia,
ante el escándalo y la vergüenza
de querer guardar un verso tan hermoso.
Nadie se merece desmoronarse
ante el embate rabioso
del que no tiene voluntad,
así que ten voluntad.
Escribo como si tomase un dictado
huyendo del tirano
amando con afecto a aquel momento melancólico
como volcán taciturno que atina a soltar
una fumarola tibia y tenue antes de explotar.
El poema nunca es incrédulo,
asombrosa manera
de aprender a no guardar silencio
ante un delirio,
saberse perseguido y no huir tenebroso
en un manojo de nervios.
Poema y poeta
entre el odio y el amor
entre el camino enlodado
que al final es un camino seguro,
Decirlo todo
y no decir a la vez nada,
tiempos oscuros
donde la luz viene
de un teclado iluminado.
Pensar y sentir
donde sólo lo inmediato vale,
el desagravio de un poeta
es entre los labios que nunca callan
y que siempre con sus líneas saben hablar.
Él Mute
03/04/2019.
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