Inevitable,
brillan los Salmos
en mi memoria.
La bugambilia marca sus flores
con el rocío matinal,
qué felicidad es ver eso.
Tus ojos se bañan
con las luces que aterrizan
en una primavera
que nunca se pierde.
Comienza la noche
no hay nada más bello
que el miedo a perderte.
Pasa un minuto
no sé cómo llamarte,
siento la tristeza
borrar la caricia de un verso sincero.
La palabra se queda sin aliento
desvanecida,
inútil
sin ningún consuelo.
Ya es de madrugada
seguimos despiertos,
no hay secretos esperandote
despierta.
Solo tú y yo
y el ocaso constante,
selvas azules
tiembla,
es el relámpago y su llamarada.
Como unos amantes
busco la puerta
encuentro a la muerte,
es tu lápida no la mía
la que veo.
Todo ha terminado
de un zarpazo
aprieto mi pecho
fingo no sentir nada,
sin mover los párpados
voy sonámbulo
olvidando todos los latidos.
Vacío
con la ausencia a flor de piel,
la montaña viene a arroparme.
Poema farsante
caído vienes a consolarme,
la tragedia no te basta
para ser imperdonable.
Volveré iluminando mis recuerdos
luna menguante,
quedaremos en el fulgor
de una lágrima de alegría.
No te salva el dinero Rey avaro,
tengo memoria
semillas que sueñan con luceros,
Luna llena y sus besos.
No puedo olvidarte
inmóvil
regresa tu silencio,
no me dices nada.
Los instantes no suceden
toma mi aliento
antes que el abismo
diga mi nombre.
Aquí te espero
amada mía,
en el infinito que estalla
en una flor.
La vida es maravillosa,
cada segundo que no te veo
quiero aprovecharlo
recordando.
Amado poema
nada te contagia,
somos solo nosotros
inspiración.
Él Mute
06/04/2020.
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