Esperar hasta el final del camino,
no puedo,
necesito ahora ese último respiro.
Quisiera cerrar los ojos y dormir
hasta que la vida sea
un montón de pétalos rosas.
Necesito que alguien tome mi mano
y me lleve al mar,
donde las gaviotas navegan libres
y el horizonte invita a volar.
Quiero el aire para despegar los párpados;
mi corazón derrama abrazos,
caricias rotas,
gritos de pájaros.
Ahí estás para mí,
juntando las voces asustadas,
las miradas con miedo,
las voces apagadas.
Intento acercarme
con los labios llenos de promesas
y la voluntad atada;
la noche es testigo
de la aurora apagada.
Quiero respirar
el dulce aroma de un solo instante.
Todo pasará;
la angustia aprieta, pero no mata.
Ahí estás para mí,
con tus brazos inundando la luz,
rescatando la canción perdida.
El tiempo tiene horas inútiles,
que las lágrimas
no sean un secreto del miedo.
Un día a la vez.
Mute ©