“Regresa”
Regresa,
crepúsculo iracundo
en lo alto del día.
Aquí estoy, en la tarde aterrada,
desde que fue tu partida,
alquilando gaviotas y aves perdidas.
Somos y seremos lo que hubiéramos querido,
la forma piadosa del recuerdo vivido.
Regresa,
vamos, que la penumbra traviesa,
traslúcida y opaca,
abrace el miedo y el frío.
Déjame que te ruegue,
mis manos tienen un crisantemo rojo
en el espacio y los laberintos
de unos labios rotos.
Somos el mito y la distancia,
arduo amor,
estrellas infinitas del eterno cielo.
Más allá de los aniversarios,
de los símbolos y los besos,
somos la historia de la alegría,
el hermoso amor del eterno alfarero.
© Maquinista Mute, 2024