El silencio se repite desde mi infancia
nada oculta el corazón con esperanza,
la noche es feliz conmigo
porqué estoy dormido.
Eso dices
pues estoy roncando,
algún día fui un Príncipe
que ahora es sapo.
Además no hay trauma.
la trampa es el poema
evasivo y con sus sombras,
no hay drama, lo importante
es seguir amando.
Inútil es la certeza del niño perdido,
dentro de mí envejezco
estupor anhelante
que alucina mi cuerpo.
He contado las palabras
que se oyen tan despacio,
hablan de cada cosa
sin esperpento,
no les importa molestarnos.
Que florezca la semilla,
mi vocación respira en subterráneo,
desde el primer día que te amé
aún te sigo amando.
No lo niego,
la propia perfección se equivoca
disculpándose avanza
siempre directo a cada rato.
Cómo te he amado
cuánto te he amado,
no me alcanza el tiempo
y se acaban los zapatos.
No te rías que es en serio,
te amo con cada poema
ese que vive riendo o llorando.
Treinta y dos años acariciando con la mirada
sin cerraduras en tú corazón
y tus sueños flotando.
Soy un hombre completo
que quiere seguir amando.
Mozart tenía razón
cuando para tí compuso la música
en un mundo tan raro.
Este otro que tambien me habita te ama
lo sabes,
y te seguiré amando.
Otros cincuenta años de una vez
y le vamos sumando.
El amor es un acto voluntario
por eso soy el amoroso,
por la dicha intensa de escribir un poema.
Contigo en mis versos
soy un ser purificado.
Que la noche llegué
que la soledad se torne en su sombra,
yo seguiré dichoso
soy eterno
porque el amoroso siempre ama.
Que las estrellas lluevan
me bastan tus labios,
soy un mute amoroso
y a la órden difuminando.
Mike Adams.