Te escucho
eres el dolor del mundo,
el alquitrán que se enciende
con el cáñamo de un presentimiento.
Quietud excéntrica,
frágil como un lucero
que todo lo espera.
Te conozco
mirada despojada de un amor,
fugaz abstinencia
de la avidez de un futuro
que nada posee.
El instante se sustrae en una pausa
con la ausencia que te pertenece,
es la anatomía de un acto
que se arrepiente.
Te observo,
tu vida es una vacante deshabitada
exhala intangibles los sueños.
Desvanece el aire tan virtual,
toco el humo con las sombras de nada.
Mi tacto es ciego y frío
en la espesura de un amor vacío,
eso nos ha dejado la guerra.
Una embriaguez que se evapora
en un futuro que no ha podido ser tuyo,
esa es nuestra pérdida
el más profundo abismo entre los dos.
Mute.