por Maquinista Mute.
Noche de luciérnagas,
caminar tranquilo;
mis días están a la mitad del cielo,
el mundo está en vilo,
arde en el futuro de un ágata.
Y yo aquí estoy,
súbito con la luz,
juntando flores raras,
pétalos para ti.
Seguiré como el paraje de rocas,
entre hiedra y manzanas,
entre espinas y glorias,
con mis pensamientos absortos,
soñando abrazar a mi amada.
Noche de luciérnagas,
en mi pecho nace un sendero sin miedos
sobre oscuras tormentas.
Escribo espejos sin sombras.
Es lo que soy: racimo de rosas,
una tormenta perfecta.
Yo no miento;
es el relámpago quién habla,
el amor desde mi frente.

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