El instante está vacío
le falta un poema,
uno que vuele entre sueños
y una doncella amada.
La noche observa
agotando el descanso,
desliza a la nube
encima de su tenue espacio.
¿Cómo le harán las abejas
para tomar su polen dorado?,
si el verso crece
y no se siente amado.
El silencio por dentro
es sosiego,
evidencia remidiendo su cielo
que en unas cuantas palabras
se puede salir siempre corriendo.
Mírame,
mis versos intentan no morir
en sus gritos tósigos,
siempre inventando su propio dolor.
Lloriquean como un viejito arrugado
que tiene frío
aunque es todo sabio,
extraña ser un joven bronceado
por los rayos de su propia voz.
Que puede importarte mi poesía
si es libertad en un lugar vacío,
cómo el frío nocturno
de aquellos hombres
que regresan de la guerra
con los ojos perdidos.
Se ha ido el brillo de su vista,
muere pensando
en la sopa caliente de la abuela
y un ciprés enamorado.
De niño todo solia ser más humano,
brincaba sobre los charcos
con la esperanza
de robar un beso encantado.
Hoy el instante está vacío,
duelen los sabores
que han nacido imaginando.
El pintor necesita
de su lienzo para plasmar
sus imágenes que nunca se borran.
Yo solo necesito de un suspiro
y el aire nocturno
para sentir como crece el amor.
El poeta tiene el poder
pero no lo usa,
su misericordia rima
con la penumbra de una nostalgia enamorada.
Esa es su propia voz.
Maquinista Mute.