Voy muriendo
naciendo entre tus labios,
hambriento de recuerdos
que cuentan a las estrellas.
Apenas suspiro
en la travesía
de un viejo camino.
Censurando tu sonrisa perfecta,
como un soneto errante
en una poesía libre.
Olvidar
no sé cómo olvidar,
la eternidad dura en tu ausencia.
Rotulando el tiempo
de un abismo en el crepúsculo,
sigo pulsando tus miedos
en un rostro que se esconde
de sí mismo.
Julio bastaría
para soñar con el mar
en un día diez y seis.
Siempre lo ha sido.
Las jaulas están llenas de rosas,
voces del bosque
delirio de un jardín indeciso.
Ámate.
Quiéreme un poco.
Casi todos podemos amar.
Maquinista Mute.
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