Pronto llegará el invierno,
tendremos que encerrarnos
en aquella infancia,
donde el fuego es tardío
y la esperanza una cobija
llena de almohadas.
Ahí estaremos nosotros
estarán las palomas
y el viejo techo,
soportando el frío
tal vez por no querernos.
Aún así,
dice el internet que cuando camine
no vea hacía el suelo,
es mejor mirar hacia arriba
sonreír de lleno a la vida.
En el invierno
no será incómodo sentir,
el paso del tiempo a veces es lo mismo
cuando se entumece el cuerpo
y falta el suspiro.
Hoy sé que con el frío de la primera noche
llegará la dificultad de mis vicios
al respirar,
dolerán las historias
el futuro que es
una anécdota sobreviviente.
Que importa,
con el invierno la vida es una excusa
para sentir la soledad,
un abrazo que no ha dejado el covid.
Son tiempos difíciles
tercos cómo la soberbia de una derrota,
aún así la vida no se equivoca
y sigo eternamente enamorado,
el remedio es amar casi cualquier cosa.
Que envejezcan los suspiros
es hermoso el impulso del amor,
el mundo necesita la esperanza
de una poesía barata.
Esa que recoja los vacíos de la carne
esa que ame el brillo de tus ojos,
el abrigo del mar
donde nace la marea y el sol.
Pronto llegará el invierno
y seremos humanos
seremos la gran cosa.
Maquinista.