Cómo no te voy a amar

 

Cómo no no te voy a amar

si eres la flor de mí corazón,

no quiero volar 

si no es con tus brazos 

el universo cruzar.

Yo quiero vivir 

sintiendo tú corazón,

tú rostro es el cielo estrellado.

Cómo no te voy amar,

si el reloj se detiene

para verte sonreír.

Cómo evitar respirar tú cariño,

el mundo se autodestruye

odia y maltrata,

en cambio tú,  me proteges

brisa eterna, cuánto me amas.

Cómo no te voy a amar,

todo el mundo necesita

un día para recordar,

tú no necesitas 

un día especial para estar.

Tú amor es todo el tiempo,

aunque aveces soy un estúpido

tú lo sabes evitar,

tú cariño es más que una gota de rocío

es toda la altamar.

Tú amor es un colibrí libre

gracias a ti soy un hombre bueno,

lo demás qué importa 

si perdonas, tu amor es sincero.

Que se acabe el mundo,

yo te amo y tú me amas

eso es sencillo,

tú amor es para mí cómo poder respirar.

Cómo no te voy amar

no sé hacer otra cosa,

tus ojos son un destello

amarte es ganar.

El amoroso bien lo sabe,

sabe que la clave de todo

es poderte amar.

Maquinista Adams.

El amoroso muere por ti

 

Siento que te pierdo

en el hambre de un remordimiento,

siento emoción y remolinos

mariposas al viento,

un beso tierno que duerme.

El cielo tiene sus poemas

éxtasis de la muerte

que no se quiere ir jamas.

Escapan mis miedos

en el silencio de la medianoche,

es la mirada que solitaria

quiere irse contigo.

Siento que he perdido

olfateo el amor y ya no es mío,

se ha ido a otra parte

el amoroso muere de amor.

El amoroso.

Un rayo de luz es suficiente

Un rayo de luz es suficiente,

rayo oscuro del corazón

inerte, vidente.

¡Cuánto hace falta la luz!

hasta el átomo de mi cuerpo

lo necesita con urgencia.

Impregna mi voz de verdad

y me quitaré el disfraz de ser feliz,

rozar la sombra con amor a medio día.

Filtrare mi silencio,

sopesándolo, 

observándose entre grietas.

Luz que se cuela,

mis ojos te tuvieron otra vez

en pequeños fragmentos,

la oscuridad está vacía sin tu despojo.

Noche pide disculpas,

el tiempo se diluye

con las caricias de mis ojos.

Rumor ansioso,

ruido desnudo

que quiere escucharme.

Basta de soberbia,

arráncame la vista de todas mis palabras 

que se revele a mi vista tu amor.

Luz milagrosa

difusa,

el amanecer se libra de tu silueta,

milagrosa bondad,

que el poeta se funde.

Maquinista.

Después viene el arcoiris

 

Quiero ser 

pero ser duele,

duele tener la razón.

Cuesta la vida  vivir

después de un arcoiris

y no alcanzar su esplendor.

Así que solo vivimos

simulando que vivo,

otros viviendo sin querer ser.

El dolor se acostumbra,

también nos acostumbramos 

a ignorar el amor.

Envidiar el aire que respira el otro

queremos callarnos,

pero no nos gusta el silencio.

El ruido aturde por dentro

vivir y doler,

querer ser observado.

Nadie se observa

todos ignoran,

Somos un montón de simuladores.

Contando historias,

queriendo ser

lo que somos los otros.

Seremos amigos

felices amigos,

vivamos.

Después viene el arcoiris

Maquinista Adams.

Rocas al golpe

 

Rocas al golpe,

denso es el ruido

del mármol campesino.

La caída yergue un horizonte

lleno de hoyos, 

dos mundos en un alegórico desenlace.

Gentil  es la angustia

cuando a el cazador

se le cierran las heridas.

El silencio quema sin saberlo

cuando las palabras sueñan

con el núcleo de un amor.

En el támesis navegó el recuerdo 

sin memoria y perdido,

invadiendo rostros

que el agua borró sin algún motivo.

Estrella inquisidora es lo que recibimos

soy alegre,

escudo del amor 

dame fuerza y cariño.

Viento

ganemos la batalla,

a las vertientes le damos razones

sin hacer ningún chasquido.

La sonrisa tiene el tiempo perentorio

es el alba que esquiva las orillas,

que ese amor que sabe a muerte

ya no ame más.

Para eso tenemos un instante

el poema ama,

jardín verde

escribe mis motivos.

Rocas al golpe,

denso es el ruido

del mármol a cada gota.

La caída del agua 

yergue un horizonte

son dos mundos,

nuestro amor

alegórico desenlace.

Maquinista Mute.

El poder del poeta

 

El mundo que quiero no existe sueño la voz de un espacio en silencio, te escucho, desgracia de unas líneas programadas para vivir. Nací poeta no fue casualidad, tampoco fue mi culpa vivir cada poema que he escrito. He amado cada fracción de la musa que ha latido en mi corazón, tanto poder en unas palabras que yacen bajo un poema enamorado. Somos instintos que yacen esperando un motivo, un efecto una descarga que incite al amor y acorralarlo. Dame una descarga de alegría, una razón que caiga del árbol como hoja de invierno. Puedo ver si mis ojos están cansados de tanto buscar tus ojos. Los he perdido nadie sabe nada, ese es el holocausto de un verso. ¿Acaso solo yo me he dado cuenta que todo es más viejo? inventemos al mundo que ya no existe. La musa está enferma, cuidemos su piel que su amor tiene esperanza. Después de todo para eso nací poeta, escribiré su historia con la tinta de una mirada. Todos quisiéramos ser la musa de un poeta, amar su poder. Algún día el poder de un poema será tuyo, es el poder de ser o no ser. El poder del poeta. Maquinista Adams.

Escuchando el silencio

 

He aprendido 

a escuchar el silencio

ante tanto ruido.

El silencio también se arrepiente

el silencio sufre,

no existe un corazón 

que palpite cuando cae en su noche.

El silencio es tenue y fugaz 

con la melancolía

cuando la vida se voltea

y envuelve el velo con su osadía.

El silencio tiembla en la noche 

cuando el frío se agrupa

en la memoria de un taciturno.

El silencio huye

cuando en el rincón del recuerdo

la ausencia acurruca el viento.

El silencio también ama

y es feliz cuando nadie lo escucha,

el verdadero silencio no es egoísta.

No miente,

es empático con el que necesita

un abrazo y una caricia.

El silencio no ignora,

tampoco es indiferente

con las miradas 

que le regalan una sonrisa.

El silencio es sabio,

sabe huir del que solo habla

cuando necesita de ti.

He aprendido 

a escuchar el silencio

ante tanto ruido.

Y no sabe tu nombre,

sabe mi historia y sonríe

cómplice y testarudo,

el silencio sabe 

que yo sé cómo amar.

Maquinista Adams.