Trece años
las flores no crecen sin ti,
el mundo ha quedado vacío.
Solamente la luz y la arena
recuerdan tu rostro,
el viento en mi infancia
ha cambiado con los años.
Pasé por tu tierra,
por aquellos caminos que eran eternos.
Hoy el silencio de las olas estrujen mis recuerdos,
esa madrugada de peces
que los pecadores ofrecen al mejor postor.
Trece años
y las horas se preguntan
porque tengo silencio.
Porque mis manos se parecen
más a las tuyas,
el mar de Acapulco, Padre
sigue soplando con fuerza a tus aguas.
Ahora comprendo porque
eras una silueta fija
que contemplaba las risas
en la orilla cuidando a sus hijos.
He regresado al mismo lugar
como si fuera un sueño querido,
las imágenes se sobreponen
a un lugar vacío.
Aquí estamos Padre
en el mismo lugar amoroso,
con las mismas gaviotas
y el instante que tiembla
por una lágrima eterna al salir de mis ojos.
Vi el horizonte en su infinito
abriendo y cerrando
cuando se asoma el sol,
es tu recuerdo Padre Perfecto.
Le haces falta a mi tiempo
que se resiste a seguir sin ti.