El universo se trasforma cada instante.
No mantiene un curso o derrotero que límite.
Es infinita su grandeza en el firmamento.
Me pierdo en mi plegarias al ocaso.
Así es la vida, que se mueve cada segundo, cada momento.
Así son las acciones que se transforman y cambian de sendero en el tiempo correcto.
Los caminos trillados del constante ya no logran hacer volver tu vista a mis ojos.
Mi voz te pasa desapercibida ante tanto ruido subconsciente.
No escuchas mis latidos presurosos y tímidos.
Mis letras se marchitan con el tiempo.
Soy obsoleto por un insistir constante.
Es por eso que tengo que cambiar de derrotero definido.
Antes de que desaparezca para ti por completo.
Y tenga que empezar de nuevo como una gota de agua que cae entre las rocas y que con su humedad da vida a un humilde trébol .
El universo se trasforma cada instante.
No me deja fluir hacia ti como en los viejos tiempos.
Es por eso que debo cambiar como las nubes cambian con el viento del norte.
Y debo volver como las nubes que se renuevan en los cielos.
Debo volver para que no te olvides que en el pasado yo estaba en tus grandes momentos.
Quiero volver a fluir en tus voces ocultas, en tus sueños que no se apagan. En tus noches interminable mente largas.
El universo se trasforma cada instante.
Es por eso que debes cambiar, para volver a dormir y soñar plenamente.
Debes volver a soñar por largas horas y dejar trascurrir muchas historias.
Y al despertar en esa fría mañana.
Imaginare tu sonrisa al techo o a la ventana.
Porque tus sueños fueron nuevamente encantadores y dulces.
El universo se trasforma cada instante.
Debo fluir hacia ti con un sol renovado.
Antes que el universo se trasforme nuevamente
Y tenga que fluir.
Poesía
Miguel Adame Vázquez.
20/07/2013.
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