Nunca desistas
vamos a pensarlo,
cuando la noche es nítida
la tristeza se detiene con el amor.
Solo insiste,
sin la presunción
de haber encontrado el paraíso.
Estrecha mi mano,
c
ómo si fuésemos a vivir para siempre.
Sin las orillas de una realidad distante
sin un gesto improbable,
sin la mirada que otra vez
está intentando el milagro.
Mi voz siempre será una marea lenta
ante la penuria que desciende del fondo.
Nunca dudes del cielo,
la nostalgia de unos sueños
no saben lo que es el silencio.
Siempre seré para ti
el amoroso,
el de un jardín de sílice
el del tiempo sin demora.
Él que junta estrellas
para que nunca te pierdas.
El que siembra pastos verdes
con cada palabra,
el que nunca se despide con luto.
El Amoroso.
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