Antes de ti
plagado de presencias
existía.
Hoy
el amanecer me toca,
duele
como la ignorancia viva.
Tiemblo,
el aliento
es como un pensamiento amargo
que se agolpa
en esa canción del recuerdo.
Nunca has estado
aún así me aferro
a algo que nunca ha existido.
La muerte me espera
afuera de la casa
sentada con su banquito,
desdichada.
Me hunto alcohol por todas partes
como queriendo despistar
a la parábola que ha emprendido
su viaje a un amanecer inedito.
Amanece
la muerte sigue ahí sentada,
me ajusto la corbata
hago silencio.
Será suficiente,
el quebranto seguirá de largo
teñido de montañas,
entre gemidos y aludes de fango.
El gorrión regresó otra vez
a la misma cerca de alambre,
ahora soy el enjaulado
que escribe poemas
a dos metros de distancia.
La noche se cae a pedazos
ellos llevan a su muerto sentado,
a su pueblo, encapuchado.
No volveremos a ser los mismos,
la metáfora se enreda
con el porvenir
que sueña con la eternidad suprema.
Antes de ti
lo había todo, ahora no hay nada,
riego la zarzamora
con la esperanza de comer su fruto.
Azucenas que besaron el olvido,
busca las palabras
como si fuera lo mismo.
Tu abandono lo hace imposible,
la flor pesa en la esperanza
víctimas,
escombros.
La muerte sigue sentada,
ilusionada,
se pinta las uñas
teñida de azul
con el yelmo rebosante
de su confianza.
Háblame al oído
Poeta,
impasible es tu beso,
mañana pasearemos a los perros
la muerte seguirá ahí sentada.
Él Mute
12/04/2020.
