viernes, 4 de marzo de 2022

Apenas pude vivir

 








La cicatriz duele 

cuando hace frío.


Flui por ti,

pero ya no estabas.


En el borde del ojo

siempre resguardo tu cercanía.


Solo quedaron moretones 

en un cuerpo muerto.


El tiempo pasó en vano

se llevó lo que fuimos,

rabia y dolor.


Pérdida de un invierno

en el indulto jamás concebido.


Años desterrados

que saborean cada segundo.


Te dejé de ver,

de oler con el mar 

entre arena vacía.


Fuiste violencia,

violeta carmesí 

que estalla con fuerza.


Duele,

duele el verano que llega

en la nostalgia de palabras seguidas.


Apenas pude vivir

con la blancura de la muerte acechando.


Cada sueño es distinto

en el silencio de un recuerdo finito.


Anhelo de quien

solo está afligido.


Me haces tanta falta ,

hábito en los resquicios 

de un crujido que sabe a piel.


Cincuenta años,

pasos que se dispersan junto al mar.


La herida fragua un tiempo imperfecto.


Háblame de ti

desatame del margen

de unos minutos débiles.


Elijo el espejo

que quedó perdido ahogándome.


Ahí el instante

no fracasa con el simulacro de vivir.


Resiste.


Desde aquí te amo.


En la exhumación de un escondite

multiplicándose.


Maquinista Mute.



miércoles, 2 de marzo de 2022

Lejos de la noche

 



Aquí te espero

cerca de mi corazón,

analizando el silencio

como un tumulto análogo.


Con la vida en el aire

intensa,

contándole a la costumbre

sobre el vértigo de una realidad.


Olfateando noticias

entre tantas falsedades.


Intentando buscarme

como un animal nocturno.


Viendo a tus ojos

intentando sonreír.


En dónde nos perdimos,

que los párpados 

piden misericordia.


Tan lejos.


Uno se cansa

también de estar muerto.


De tanta guerra,

de tanta indiferencia.


De tanto dolor,

de tanto apocalípsis.


De tantos lobos ingobernables,

de tanta luciérnaga abrumada.


He negado a la penumbra mi amor,

triste y verdadero.


He visto 

volverse insoportable

hasta quedarse solo.


Arrancame los ojos

de tanto horror.


Que las palabras

tengan luz de estrellas.


Vente a dormir

sin tantas lágrimas.


Sin tanta cruel incertidumbre.


Seremos un suspiro romántico,

invisibles como un milagro.


Lejos de la noche.


Escondidos en el éxodo

de un poema de amor.


Sin la guerra de otros.




Maquinista Mute.











lunes, 28 de febrero de 2022

Tres poemas

 



Siempre es buen momento para dedicar un tiempo a la reflexión.

 



Siempre es buen momento para dedicar un tiempo a la reflexión.

He estado observando que estoy a unos 30 poemas de llegar a 1500 poesías ,vaya que son muchas, se dice fácil y considero que cada de una de ellas tiene una historia que conta, un pensamiento, una observación, una inquietud, un amor, un dolor, un suspiro, una caricia, una vivencia.

Siempre he sostenido qué el poeta es como juglar, como una narrador, un compositor, alguien que plasma no solamente lo que siente, lo que vive, lo que ama o lo que le duele.


Trata de ser la voz de los demás, de aquellos que no tienen voz, de aquellos que no se atreven a decir lo que sienten en su profundidad, tal vez es un pensamiento demasiado egoísta, no ,e mal interpreten, el poeta a veces quiere hablar por los demás.

 

Es maravilloso saber que a veces una poesía es leída y es querida saboreada, amada y poseída por alguien más de quién la escribió.


Existen muchos estilos de poesía poesía clásica y poesía libre en lo personal me he enfocado en escribir a una poesía libre, muy personal quizá, llena de matices, de metáforas, de palabras llenas de un castellano de muchos colores, es mi manera de ver, sentir la llama de la poesía, uno de mis sueños es algún día publicar un poemario que pueda ser leído, guardado en alguna biblioteca escolar, es el sueño de todo poeta. 


Así es que sigamos soñando, amando, escribiendo, intentando poner en letras pensamientos dela poesía, esa que nunca va morir mientras exista el valiente que se sienta poeta.


viernes, 25 de febrero de 2022

Flores de invierno






Flores de invierno,

rompí a llorar

con la sombra voraz

que fecunda el viento.


Fui polvo,

arena en vestigio

que traga el fuego

de un ser imperfecto.


El silencio inventó mil excusas,

hundía mi voz

en una sentencia que olvida.


Invisible fue el gemido,

la bestia siempre se toma

la leche de un niño.


Fue fatal el cansancio,

la fiebre mayúscula de un límite 

que no estaba escrito.


Pero aprendí a no olvidar

a cargar con el miedo,

a liberar la garganta

de una peste que emana por dentro.


Me he vivido fiel,

renombrando la página

de la historia 

de un mundo mejor.


He luchado mil batallas

trazando la sed sin reclamos.


Calladamente

he construido barcos,

cruzado los muelles

sin el abandono de un mar adentro.


Hoy la sonrisa

no es el murmullo de un lobo

junto a la puerta asechando.


El viento apagó

el dolor de ese fuego

que extingue todo lo que siento.


Ahora sé que el tiempo es para mí,

nunca olvidé el verdadero amor

que me tengo por dentro.


He caído, sí

pero sé levantarme,

envuelto en la frágil fragancia de un perdón.


El mío que siento.


Hoy la vieja herida no avanza,

aunque el cuerpo retrocede

y cruje con el sollozo de la edad.


He aprendido ha amar

los resquicios de un orgullo

en la quimera de unas hojas tristes de verano.


Flores de invierno

ya no tengo miedo,

el aliento sopla a la tierra sin viento.


Es primavera 

la abeja llega,

está de fiesta.


Caminemos juntos

incitando el infinito,

el futuro testigo de mi testimonio.


Desde aquí me amaré

en el umbral de un firmamento,

respiro,

mi nombre cabe en cada palabra que llevo.


No tengo miedo,

he vencido un día a la vez

con las flores de invierno.



Maquinista Mute.



Con cariño para todos aquellos que han visto la luz en su propio perdón y han sabido trabajar su propia historia, tropiezan pero se levantan, van construyendo su historia.

Y estoy seguro que algún día muy cercano, lo lograrán por completo, porque ya no están solos, se tienen así mismos.


miércoles, 23 de febrero de 2022

Somos nosotros.

 





Tierra mojada,

somos nosotros.


La soledad tiene

una ausencia lejana.


Olvida el horizonte,

cierra los ojos

imagina,

la memoria está rota.


Tu mirada fue huérfana

de girasoles y flores muertas,

escúchame,

deja que cuente una historia.


Cotidiano es el misterio de un amor

que a nadie le importa.


Se estremecen los días

son fracasos de prosa.


Nunca me cansaré,

el alfabeto es un laberinto

caprichoso y rebelde.


Cómo olvidar

la cicatriz de los días

sin un verso que amé.


No hace falta más que sentir

el viento hecho gaviotas.


Golpea fuerte,

hasta que la noche

escuche tu voz.


Verdadero milagro,

seguir cantando.


El sonido es un viento que aplaude,

viejas colinas que todo lo saben.


Alguna vez miramos la vida de noche,

no existe la distancia,

solo reproches.


Desconozco tu olor

la lluvia lavó mis recuerdos,

solo quedan vestigios,

risa fugaz sin lamentos.


Te conozco

como la muerte conoce el amor.


Nos fuimos queriendo

como si fuéramos jóvenes.


En ese día junté

todas las piedras del río.


Sé que estuviste aquí,

sin multitudes de madrugada

que solo caminan.


Los versos se mofan

de los pensamientos,

que difícil es distinguir

la transparencia con un beso.


Quisiéramos poder esparcir

lo que fuimos en un instante.


Caracoles vacíos sin lluvia,

llorando a parte.


Te amé con furia

con  fuerza indomable,


Sé que te amaré por siempre.


Maquinista,

no sabes guardar silencio.


Bendita tu poesía.



Maquinista Mute.



domingo, 20 de febrero de 2022

Ahí podremos vivir.

 





La penumbra siempre es igual,

solo somos ignorantes.


Arráncame la edad

que hostiga el silencio.


Quiero dormir en el amanecer 

que es abundante.


Como esa palabra segura

en su costumbre infinita.


Si no hubiésemos amado

qué sería de la bóveda celestial,

¿acaso no es hermoso vivir?.


Contigo las estrellas

ignoran a la noche.


Inmortal es la luz codiciosa

que se desnuda del mundo por ti.


Me has dejado observando

al universo perpetuo.


Soy débil en la disolución 

de un tiempo que no conozco.


Contigo fue suficiente,

la tierra se desnuda muy indiferente.


Te pertenezco,

devuélveme el infinito 

con cada palabra.


No me atrevo a existir

en la rebelión de ser furtivo,

seré un cobarde,

una voz prisionera en una plegaria 

que oprime mi pecho.


Fuiste tú,

fue tu rostro,

ese que alejó la fantasía

que estremece el ínfimo deseo.


Nada olvida un amanecer glorioso,

no existe el sarcasmo

en el equilibrio de todas las cosas.


Ven a buscarme,

daré mis labios 

con el sonido amante.


Seré un violoncello amoroso

que ya no se queja.


Jamás llegará la muerte,

eres demasiado para no olvidarte.


Vuelve de prisa,

ocultaré los linderos

más hermosos del bosque.


En la fisura de un peñasco ascendiendo te llevaré.


Ahí podremos vivir,

retraídos en el tiempo

que ha vivido mil años.


Mute.



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Huir de ti

  Déjame esconderme, huir de ti. Déjame buscar la esencia perfecta  de la loca ausencia, salpicar el vacío con lo invisible. Déjame ir afuer...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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