Vivir dos veces

 

Caer dos veces,

la ceniza es una tibieza

que se lleva el viento.

Cuando entendí 

que el viajero es feliz

y el perro duerme dulcemente

entre el aroma de violetas.

Supe que la tempestad

no se lleva toda la arena,

mírame, soy ese rastrojo

que sobrevive con arte.

Ojalá todas las arrugas 

fueran por sonrisas,

y no por un vacío que flota

queriendo meterse a los versos.

Caer dos veces

es salir amando y escribir poemas.

Vivir dos veces

eso fué y será Poemame,

recuerdos de juventud

cuando las olas miraban a el odio

y solo bailaban.

Mute.

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Vivir en paz

 La soledad es una ruina,

encontrarse con otros en la soledad

es un disfraz de media noche.

Lentamente los versos abrazan

son una realidad hermosa,

sin un pasado asediado por el amor.

Déjate abrazar.

El tiempo armó su testimonio

en una mirada perdida,

fulgurando el asedio 

de un futuro que nunca llega.

Que tu cuerpo huya del incendio 

que salta al mundo,

sin las raíces de un bosque vacío

que ya no sonríe con los años.

Ámate 

flor de la resurrección,

que el jade de tu rostro brille

con el sol de la alegría.

No hay nadie frente a mí,

solo el instante

que penetra el pensamiento.

Vivir en paz.

Éramos felices y no lo sabíamos

 

El otro lado,

mientras todavía no tengas miedo,

vive.

El día que logres sentir una sonrisa, 

el calor que rebota

en la pared y llega a tu rostro,

ese día

sabrás que estuve ahí.

No te engañes toda la vida,

sigo esperando que la belleza

ame inventando.

Tú eres el anfitrión de la tristeza,

eso es una baratija

que provoca lágrimas.

Esta noche

siente el silencio dentro de mí,

y vuelve

no he olvidado tú rostro.

Las flores son palabras que dejamos,

golondrinas al viento,

sonríe.

No cuesta nada 

suspende el movimiento,

el silencio habla más 

que el ruido de la vida.

Eso lo aprendí en un paraíso perdido,

el cuerpo no ya muerto,

solo fue ausente

en el hueco de un poema.

En ese que tuvo un sueño

y fue poesía,

siente la fábrica de fantasía.

Es cómo el amor

con una sed remota,

cómo el deseo de vivir.

El otro lado,

mientras todavía no tengas miedo,

vivirás.

Éramos felices y no lo sabíamos.

Mute.

Ahí estaré

 

Que broten las brasas de la leña encendida,

que la tierra frote el follaje

de los campos verdes.

Que tus manos vengan solas

en la madrugada de un silencio,

que tus labios tomen la miel

del agua fresca en un desierto.

Que el cielo ya no cuente las estrellas

y la marea alta 

no se lleve la espuma de un recuerdo.

Lagrimas de sangre

que retuercen las palabras,

ojos asechan opinando y juzgando.

Corriente a la deriva

el amanecer quiere hablar contigo.

Ahí estaré,

susurrando en voz baja tu nombre,

cuidándote.

Reponiendo el exilio de un vacío.

Maquinista.

Acuérdate de mí

 

Acuérdate de mí

cuando todo es posible

en el fuego de una mirada

tomando el silencio del ocaso.

Acuérdate de mí

cuando el rubor del viento

abandone a la sombra

y el orgullo tenga piedad

del amor y sus obras.

Acuérdate de mí

cuando el verso resuene

en el follaje de los recuerdos

de los que somos todo menos ausentes.

Acuérdate de mí

cuando los arboles sientan

pesada la noche

y la caricia del agua

entregue fulgor en sus flores.

Acuérdate de mí

sin los párpados mojados,

yo me acordare de ti

refulgente en amores.

Amar 

es vivir la vida con estilo,

sin esperar a la muerte

ella llega seguido.

Acuérdate de mí.

Maquinista

Trece años

 Trece años

las flores no crecen sin ti,

el mundo ha quedado vacío.

Solamente la luz y la arena

recuerdan tu rostro,

el viento en mi infancia

ha cambiado con los años.

Pasé por tu tierra,

por aquellos caminos que eran eternos.

Hoy el silencio de las olas estrujen mis recuerdos,

esa madrugada de peces 

que los pecadores ofrecen al mejor postor.

Trece años 

y las horas se preguntan

porque tengo silencio.

Porque mis manos se parecen

más a las tuyas,

el mar de Acapulco, Padre

sigue soplando con fuerza a tus aguas.

Ahora comprendo porque 

eras una silueta fija

que contemplaba las risas

en la orilla cuidando a sus hijos.

He regresado al mismo lugar

como si fuera un sueño querido,

las imágenes se sobreponen

a un lugar vacío.

Aquí estamos Padre

en el mismo lugar amoroso,

con las mismas gaviotas

y el instante que tiembla

por una lágrima eterna al salir de mis ojos.

Vi el horizonte en su infinito

abriendo y cerrando

cuando se asoma el sol,

es tu recuerdo Padre Perfecto.

Le haces falta a mi tiempo

que se resiste a seguir sin ti.

Amor absoluto

 

Amor absoluto

costumbres,

pequeña agonía de salvación.

El amor es un crepúsculo de fuego

triunfo y derrota de una poesía 

con la gracia de Dios.

Las flores tienen un corazón

del tamaño del cielo,

vivimos toda una vida

para morirnos de amor.

Suspiros lejanos de una infancia

que añora ver el mar y sus gaviotas,

la madrugada tiene frío de ti.

Cuando nací

todo el silencio se llenó de dolor,

la miel y las mariposas

se hicieron prisioneras

de los rumores del tiempo.

Tuve que vivir con un infinito clamor,

como un río de lagrimas

que no alcanzan el naufragio

en la nada de un sacrificio.

Resistí como se resiste 

la respiración,

con el abismo universal 

listo para  luchar para no tener nada.

No existe miseria en mis labios,

tampoco la muerte 

o el miedo enfermo.

Encontré el amor

el amor absoluto,

en la epopeya del agua dulce

y la alegría de una sonrisa.

La misma voz sin desamparo

el instante que aprende

de dos palabras.

El alquimista es un velero

que colecciona poemas,

esos que queman la lengua

al declamarlos.

A el amoroso le gustan los crisantemos,

las rosas rojas y el olor a campo.

El amor es espeso cuando no se diluye

con un abrazo sincero,

amate hasta que las palabras

tengan ojos

y solo vean para ti.

El amoroso.