A veces
el equilibrio tiene miedo
y sale el cáncer.
La luz cambia hacia la muerte,
con el tiempo irreductible
que sobrevive a su propia paradoja.
A veces
a la vida se le acaban las promesas.
El tumor florece
tímido, sordo.
No te preocupes,
el laberinto se desvanece
dando vueltas a su propia memoria.
Se olvidará de ti,
estoy seguro, será suficiente.
El silencio tendrá que irse hablándote.
Intacta es tu sonrisa,
ella seguirá gravitando
en el último rescoldo de un poema.
Ese que ronronea como un gato.
A veces
solo a veces,
en la eternidad no pensamos.
Que florezca el amor en matorrales
silvestres y dulces,
invisibles al ojo humano.
Es la esperanza,
a veces,
solo a veces.
A la memoria de Noemí.
Maquinista Mute.
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