Nosotros,
inmediatos,
más allá de los otros.
Con la súbita mirada
que se infiltra
en la luz de un invierno.
Con los sueños que hunden raíces
mirada de noche,
el amor tiene tus ojos.
Nosotros,
somos el tiempo
que desvanece un instante.
Látigos y recuerdos
de un amanecer
que toca tu piel.
Voz que ya no tuvo tus gritos,
se derrumba la muerte
porque sabe que estamos vivos.
Somos capullos mortales
sin queja,
interrumpiendo a la oscuridad.
Con la esperanza dulce
ordenando el sufrimiento,
atravesando la agonía con un beso.
La felicidad sabe a café.
Mute.
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