Los torturadores,
el silencio tiene el estómago revuelto.
Silencio incómodo,
el frío hace una pausa
que atormenta.
El corazón tiene una grieta
que hace sombra marchita,
luz de mi amor.
El tiempo tiene envidia,
la enfermedad de los vivos.
Palabras que torturan,
necesito decirlo.
Cuánto te debo de pagar
para que me escuches.
Versos prohibidos,
quiero que leas
antes que nada te ocupe.
No finjas que eres feliz
porque no lo somos.
Todos recogemos migajas
de una historia que se repite.
Los torturadores,
poesía que acurruca
el recuerdo de un verso fantástico.
Es el amor que carente
retrata en una selfie de tictoc
su última voluntad.
Vacunas que se acumulan
cómo trofeos de guerra.
Que el virus se olvide de mí.
Te seguiré esperando,
intentando recobrar el aliento
en un poema marchito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se vale la critica que propone.
El comentario que nutre. muchas gracias.