Hoy todo es oscuro y frío.
Solo el alma permanece caliente por sus ganas de vivir en un cuerpo completo.
Los sueños ya son ahora momentos robados.
Sueños de otros que no nacieron con el viento a su favor.
Hoy su única esperanza es no poder vivir mucho tiempo.
Porque lo tienen todo y a la vez no tienen ya nada.
Solo la montaña es testigo mudo que todo se agota.
Solo el río que suena caudaloso siempre será una alegría al sentir tus pies descalzos.
Pareciera que tú rincón de glorias pasadas será tú propia tumba en un presente que agobia.
Nadie me pregunta porque tú misericordia me ha dejado mudo.
Y perderé la fe que alguna vez tuve a manos llenas.
Tus ojos son una luz opaca que pierde la sensibilidad de poder creer.
Ya no te alcanzarán los pasos, por más que los alargues.
El tiempo, aliado del espíritu guerrero no será más ya tu vida.
Tu sangre pura es ya una sangre derramada.
A nadie le importa tu dolor y tu pasado.
¿Quien te honra?, si no eres más que un trofeo de los días domingos.
Solo eres una sierra tupida de árboles frondosos y llenos de verdor.
Solo eres una lejanía que se borra con un solo olvido.
Ellos mismos contemplan tu soledad muda.
Y ríen silenciosos porque ya no te quedan fuerzas para poder pelear más.
Te han roto el ciclo de la vida, para no poder volver a empezar.
Pero no todo es un fuego perdido.
Solo los héroes anónimos, que en su honra te tomarán de la mano.
Y aunque temblorosos pero con sus pasos firmes sembrarán una chispa de la pura esperanza.
Un pequeño pedacito de fuego nuevo que calienta las manos desgastadas por tanto crujir de la tierra en ellas te será dado.
Porque ellos arriesgarán todo cuanto tienen, sin pedir nada a cambio.
Solo les bastará ver en tus ojos una poesía de esperanza.
Y poder luchar por tu gloria que nunca te abandono.
Aunque mis ojos a veces no pueden contener el río amargo de tu propio dolor.
Porque sería abandonar lo que me construyó en mí nuevo nacimiento.
Seguiremos adelante hasta que el sabor de la victoria corra con pies ligeros.
A mis amigos rarámuri de pies ligeros que nunca se rinden porque saben que no están solos.