He conocido la maldad.
Hasta el mismísimo tuétano e sentido el odio y el rencor de aquel que nunca recibió amor.
He sentido la rabia y el coraje de una humanidad carente de misericordia y cariño.
He padecido frío y hambre espiritual por los duros golpes de seres que se alimentan del sufrimiento de otros, los cuales deberían ser protegidos.
He combatido la angustia y la desesperanza muchas veces.
Tantas que ya he perdido la cuenta de los duros reveses.
Me he quedado ciego y mudo por el dolor de ver destruido mi nido.
Pero nunca, ni una sola vez, ni un solo minuto.
El sol a dejado de salir para mí y calentar mis suspiros.
A pesar de todo y de todos los aullidos que calan el alma.
El creador del universo nunca a dejado que mis ojos se cierren.
Sigo contemplando con valentía y dignidad la luz de una tenue mañana.
Sigo escuchando el canto de las aves y el silbido del viento en los árboles.
Mis días siguen siendo muchos días gloriosos.
Por medio de ti, he conocido el amor y la dicha, la solidaridad y el cariño que no es de carne, sangre y hueso.
He conocido el abrazo fraterno y desinteresado de un alma.
Y la sonrisa a vuelto a mi rostro todas y cada una de mis mañanas.
Me has enseñado que amar, es la mejor muestra que yo soy un ser amado.
Y que mi camino nunca será un camino en vano.
Me has enseñado que la semilla que siembras siempre da fruto excelente.
Y que esa es siempre la gran diferencia que marca.
Porque la esperanza que dejas en mi vida a dado frutos inmensos.
Aveces pienso que el camino del justo no tiene sentido.
Pero veo la magnificencia de tus actos en mi propio destino.
Solo me resta seguir caminando sobre tus huellas trazadas.
Amar lo mal amado en este mundo y recibir sin merecer una gran recompensa.
Un cariño y una amistad eterna.
Qué no borrara el tiempo que emerja.
Gracias por ser la guía y protección de mi vida.
Te quiero mi amigo, contigo a un lado la vida es mas plena.
A mi amigo.
Poesía
Miguel Adame Vazquez.
16/12/2014.