Mi propio despojo
silencio que le canta a él sol,
la noche tiene un anfitrión
que sabe a tristeza.
Esa mirada
que desafía a la soledad,
como una turquesa falsa
que brilla sin importarle
que no es una gema.
La risa tambalea
ante lo imposible,
quiere ahogar a los ojos
que hablan de la muerte.
El drama es posible
aunque quieras borrarlo todo,
olvidalo,
el dolor nunca es recompensado
con más tiempo.
Mi corazón
tiene una doncella,
flota en estrellas
su rostro es remoto.
Todo va a estar bien,
la noche ha decaído
antes de que te hayas dado cuenta.
Hay injusticia
cuando el viento sabe a desierto
y las flores duran menos
que el orcus de un recuerdo.
Lo sé.
Otro año más sin golondrinas,
¿a dónde se fueron?
acaso ¿a algún lugar mejor?.
Los labios tienen sed
de una caricia,
pétalos que brotan de las plantas,
te extrañan,
a cada bocanada de aire se alejan.
¿Cúal es el regocijo más poderoso?
la belleza de un poeta
escribiendo sus versos.
La vida desvaneciéndose a sí misma.
Dándole un sorbo a la esperanza,
cantando pequeñas canciones
a un crepúsculo.
El mundo de los viciados.
Los que quieren audiencia
con la verdad.
Los que asumen su propia voluntad
en sus carencias.
Esa es su riqueza y sus consecuencias.
Salvaremos a la lluvia
con un pensamiento,
intentando nuevas cosas y más brillantes.
Eso eres tú,
sobrevives,
en un mundo de viciados.
Maquinista Mute.
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