Tráeme un girasol
que pronto llegará la noche,
el silencio será un naufragio
que olvida sus promesas.
No debo perder la calma,
rehén de los balbuceos
que la muerte encierra
con el amor de un lacayo.
El crepúsculo no sabe
que has llegado,
brilla
que no sea breve,
que el cielo reposa su ansiedad.
Tráeme un girasol,
romperé la tristeza con un abrazo.
Será tan fuerte
que escucharás mi corazón
palpitar en la hojarasca.
El mundo me sabe a guerra,
asesinos de niños
mísera y muerte estúpida.
Vestigios de una historia de amor
el viento es un delirio cansado,
árboles que sufren
que mueren bajo el sol.
Tanto apretar los dientes
toda la vida cruje,
agua y tierra
pronto llegará la noche.
Que mis sueños nieguen
el tiempo presente,
violento y desangrado
que grita en silencio.
En mis manos tengo
un fragmento del muro,
serán lamentos Sangrados
son tantos
que pocos en mis manos
han quedado.
Dame misericordia,
que brille el amor
cerca de tus ojos castaños.
Que los rumores no tengan memoria,
que el suspiro sea un acto heróico.
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