Ausente
después que te fuiste,
los vacíos trascienden recuerdos.
Estancias,
la tarde es pensativa
con los sueños de un abismo.
Volver atrás,
algunas flores vuelven a brillar
después de marchitarse.
Volver a verte,
que el crepúsculo triste
se lleve lo que lloramos juntos.
Es invierno,
los triunfos perdidos
ya no se nombran.
Mi destino es el silencio
quebrantos de la espesura de la noche,
tus ojos y sus mejores encantos.
Amaba tanto
las olas y su pensamiento,
agua inerte
se fue la fiesta de tanto tenerte.
Mi lecho es pesado en los andrajos,
superar el cansancio
con los ojos en su escalofrío.
Nada está perdido,
es doloroso el cautiverio
del misterio tendido.
El amor se sobrepone
a las vibraciones de la tierra
y sus temblores vagos
de un recuerdo querido.
He olvidado mi propio nombre
en el infinito tenue
de una tormenta antigua.
Así que seré ausente,
la oscuridad es incierta
la infancia tiene
una fragancia de suspiros fuertes.
Era la sombra
la cumbre del viento,
jardines ocultos
al otoño muerto.
La luz recorre mis manos,
el alba es tibia
el amor sostiene a sus astros.
Que el éter de la conciencia
sea suave,
en su infinita grandeza
que es toda de ella.
La nave es ligera
con la velada llena,
somete el vacío
sin tanto hastío.
La cara de piedra
se convierte en diamante,
es el espejo roto
que unido niega marcharse.
A veces la fuerza
es una constante perfecta,
tizones rojos
ruidosa es la fiesta.
Doliente presagio,
a nadie amas a tientas.
Tan solo combate
la insólita guerra.
Ya no te extraño,
para qué tantas letras.
Maquinista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se vale la critica que propone.
El comentario que nutre. muchas gracias.