Arrebatame
Me arrebatas con tus versos,
y yo aquí, con mi verdad desnudo
ante mi soledad.
Triste olvido, tu amor es una pelea
en los cielos, aún así te llamaré
en donde sea.
Hay silencio en la alegría,
mi canto es fuego y leones,
nunca derrota.
Enséñame a ver mi propia historia
sin las cenizas de un pasado
y la zozobra de lo que ha de venir.
Fuiste luna clara, jardines sin agonía,
rosas profundas y rojas.
Hoy la vida es corta,
la dicha que me diste se ha convertido
en una costumbre de la esquina.
Regresa otra vez en el círculo
abierto de mi amor,
mi poesía devora el reposo
y nace el amor.
No debes mentir,
el laberinto inescrutable que te habita
tiene un espejo que nunca olvidará
tu nombre.
Ven conmigo en cada sueño
de esperanza sin la penumbra
de lo desconocido y el derrumbe
de tu humanidad.
¿Acaso no somos polvo irreversible
en el tiempo?
Como si el universo llevara mi nombre,
las sombras también son de nosotros.
Arrebatame con tus besos,
lo eterno está en los planetas,
el amor no es polvo de nadie.
El olvido es una alquimia del corazón.
© Maquinista Mute, 2024.
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