Demasiado de todo,
no tenemos nada.
Frágil y breve es el momento
se feliz, respira,
juntaremos perseverancia.
Corre a lo alto,
desde esa cima la incertidumbre
no podrá alcanzarnos.
Con un poco de amor
seremos voluntad
detente,
veamos todas las flores.
Toma mi mano,
no dejemos que ningún color
se quede atrás.
Lucharemos con fuerza
el miedo ha perdido el valor,
tiene horror al saber
que eres capaz de amar.
Existiremos,
desde ese momento existo.
Cordialidad,
volveremos a ser humanos.
Dicen
que no supimos amar,
que morimos poco a poco
frágiles y soberbios.
Me diste unas rosas
que supieron demorarse,
lentamente abrieron
con la esperanza de saber de ti.
Ninguna lágrima
justificó estar escondido,
sólo el amor
es un verso que espera.
Ese fue mi secreto
ningún misterio
persevera,
encontrarás el amor.
Nos enfrentamos
al mismo ruido de siempre,
odio y egoísmo,
más muerte.
Es Julio, no me sabe a ti,
no veo tu cara
me raspa la vida
en un olvido.
Seremos más viejos,
menos vacíos,
quizá prósperos,
con la misma promesa de siempre.
Es Julio y sabe a muerte,
adversa realidad que amanece
suburbio,
la felicidad ya no es de nadie.
Dicen los rumores
que no supimos amar
reproche magnífico,
el amor es infinito.
Escribiré un poema
que dará esperanza,
apaga la luz
y olvida todo.
Es tiempo de recordar
el irrevocable camino
al crepúsculo,
sin la bruma del antiguo deseo.
Dicen que tarde que temprano
volveremos a amar,
menos errantes y más poetas
estoy seguro que así será.
Duele
la distancia duele,
es cómo el silencio pasado.
La vida entera
ha sido una costumbre,
que no se arrepiente de nada.
Noche extraña,
la infinita paciencia
agrieta a la calma.
El mundo está tirado,
eclipsando a la vida
con su desparpajo.
Ha vuelto a vivir
de los recuerdos pasados,
cómodo el pensamiento abstracto.
No todo fué amargo
hubo cosas felices,
sueños que despertaron de su letargo.
Duele estar lejos,
añoranza inmortal
de recuerdos olvidados.
Yo también sospecho
que los deseos
no hay que enterrarlos nunca.
No deben morir las sonrisas,
no importa
que el cubrebocas nos nuble la vista.
Que el paraíso
sea un crepúsculo,
que amanezca el asombro
soñando que es todo.
Volemos a las horas
de nuestro encuentro,
donde puedo con mis manos
tocarte a distancia.
La pandemia no deja
sublevar tirante la rienda,
nos tenemos que conformar con poco
mirarnos por zoom a tientas.
Yo también sospecho
que la vida muere encerrada
si salimos seremos presa fácil,
un recuerdo en una caja negra dorada.
Yo solo quiero ser víctima
de tus abrazos y bosques,
enfermo de amor no quiero
ser de la muerte cosecha.
Te extraño a raudales
cómo si fueras agua fresca,
quiero verte de nuevo
verso de mis selvas eternas.
Quisiera entenderlos,
dar tregua
enfocar mi propio silencio.
He luchado mucho
por mi propia humanidad
bajo la penuria de tantos atardeceres.
Quisiera entender su codiciada,
son débiles en su fortaleza
y ambición desmedida.
¿Qué tengo más que mi sombra?
estoy seguro de mi vida
pero no de mi muerte que les estorba.
Yo soy cualquiera que ama
el latido de un mañana,
que con lentitud aprende
a esperar su propio tiempo.
Que admiro una tarde
que se resbala por los árboles
dejándonos su hermoso fruto.
Este verano es cruel en celosía,
el mundo sigue pasando
impreciso, inmediato.
Innumerable es su pobreza
de su propio confín,
impermeable a su propia mirada.
Encubierta y olvidada,
ajena a sus ásperas hazañas,
sin lograr atardecer
en su eterna sombría.
El mundo tiene ídolos y reinos
pero yo tengo estrellas,
veo con asombro las palomas
que sin pena ni gloria revolotean.
Admiro la firmeza de una noche
que es buena compañera,
los versos la desgarran
la costumbre es altivamente insaciada.
Quisiera entenderlos,
ya es tarde
no me alcanza la mañana.
Prefiero amarme en el infinito
de las numerosas palabras,
en eso aún nadie se ufana.
Nuestros miedos
traen cosas distintas,
cualquiera husmea
en el horizonte buscando a la vida.
Difícil es sentenciar a un verano,
cuando no se salió
de un verso converso
por el confinamiento.
Nuestros miedos
traen su propias culpas,
íntima es la costumbre
qué absolutoria elige ser vida.
Y nos vamos a costumbrado
a lo que no era costumbre,
la memoria elige ansiedad
esperanza de un amor inquieto.
¿Cuál escoge tu tiempo?
ficción o sueños
lágrimas o desvelos,
el alba tiene un funerario argumento.
Quieta está la sombra en su remanso,
infinito silencio
en lo profundo que es el tiempo.
Alardean las distancias oscuras
en el tenue resplandor
de un momento.
Es intacto,
se desparrama bruscamente
encontrando a la noche.
Ese es nuestro refugio seguro,
lo compartimos juntos
alejados de todo.
Queriendo susurrar a la vida
queriendo vivir más tiempo,
no es suficiente la luz de día.
Recojo la tristeza amaneciendo,
no importa que sea tarde
el dormitorio está vacío.
Tiempos de sueños seremos,
esfinge que perdura
en el universo.
El truco es atardecer despacio
casi lentos,
amar es el mejor pasatiempo.
“El tiempo es para mí” El tiempo es para mí soy la esperanza, la mirada del agua la sonrisa de un instante. Mi poder desmorona el abismo...
