Enséñame
que mis palabras se incendian,
tiemblo
con el olor de tu perfume partiendo.
Desentierra mis canciones
que el mundo está extraviado,
no puedo besarte
darte un abrazo,
que importa
vividos despojados queriendo.
Enséñame
aquella sonrisa,
irrepetibles son tus ojos
yerguen como testigos
mi presencia lejana te extraña.
Conquistame
hermosa,
nunca podrás ocultarte
nebulosa esplendorosa.
Enséñame,
soy la vieja herida
que no traiciona,
la gloria.
Ámame
yo cumpliré con abrigarte,
la distancia es una pasión dormida
que se emociona..
Firme es mi actitud
que perfora el recuerdo
de un pensamiento desnudo.
Arrójame tu espalda
no quiero morir
sin hacer nada,
fatuo es el fuego
de una cicatriz prolongada.
Sueñame
busca un nuevo rostro,
te estaré esperando
fragante con mi tesoro.
Pronto será medianoche
serás visible
cómo hermosos zafiros,
sin frío o un tálamo hendido o roto.
Enséñame
con vehemencia
ese silencio que agropas,
relámpago en un estanque
todo lo ahogas.
Aquí renace la gloria,
en el ocaso
de una palabra sola.
Estrujame y no me rompas
tu mirada incinera
el fulgor de la misericordia.
Cautívame tumultuosa,
mi agonía late de prisa
esperando la hora.
Escápate
escarnecida,
el holocausto tiene sus enemigos
en cada esquina.
Aquí estaré
para encontrarte,
efímero
cómo deshielo amante.
Eterno,
con la certeza de un jardín
y su florero errante.
La ansiedad te pone su nombre
la hoja pálida ama tu tintero,
inspiración
cuanto te quiero.
Él Mute.
13/04/2020.
