Aún no logro sacar de mis entrañas
tu corazón,
voy difuso, insoluble.
Vivo ahogado en un estanque sin propósito,
capoteando tormentas
llamando a la madrugada en la deriva.
Sonámbulo,
imaginando el silencio
absorto en la abstinencia inestable.
Dibujando tu aroma renuente,
regresando vacío en el amanecer
de una esperanza que golpetea.
Mi corazón
es una catástrofe olvidada,
una brecha oscura que no se detiene.
Un rastro inesperado
en su última cosecha,
un disimulo en su soledad tan estrecha.
Quietud
tengo miedo de tanta penumbra,
de los oídos que no distinguen un silbido.
De los vientos nocturnos
que pude haber sentido
en la prisión de un dormitorio.
Esconde la luz a las estrellas,
hasta que la tierra raspe el fastidio
y diga tu nombre.
Eres clandestina
como un alambique escondido,
fidelidad en el impulso
que surca mi espacio.
Retumban mis manos
papalotean como la sonrisa de un jovencito,
desgastando el risco tan protuberante.
Siento tu lecho percatandose
de lo invisible que es la vida
sin ti.
Ahí me quedaré
contando historias
hasta el final de los tiempos.
Repitiendo la tortura
de un perfume de jacintos,
sintiendo vergüenza de un amor tan obediente.
Aún no logro sacar de mis entrañas tu corazón,
voy ahogándome
en un cielo tan melancólico.
Poeta de vaticinios tan amorosos,
escucha mi esperanza
el infinito tiene hambre de ti.
Maquinista.
https://youtu.be/op6SML-MwUI
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