Sombra inquieta
el silencio llora,
la quimera pide perdón.
Viento que golpea el asombro,
el tiempo tiene sueño
en una mirada de agonía.
Te busqué en mi adolescencia
en el huerto desesperado
de un pecado sin esperanza.
Floreció la llanura,
no tuvimos tiempo
todo creció en su agonía.
Al final,
la penumbra en su abismo
tuvo una sonrisa profunda.
Instinto,
luceros náufragos
que lloran a las estrellas.
Inquieta es la historia
en tu vientre,
el amor es un tulipan inocente.
Finges amor
tienes cansancio,
plegaría.
Quiero estar contigo
en la almendra
que aúlla a la montaña.
Vacío,
la madrugada
pierde tu música.
Pequeñas flores azules
plumas blancas,
camina hasta que el aliento sea feliz.
Quiero quedarme
sin despedida,
derrotando a la mañana tan disuelta.
Hojas secas
perfume de violetas,
piensa en mí.
La soledad es tan terrible
que enturbia las biznagas del monte,
luna, el poeta se oculta.
Calma,
tomemos un café
hasta que descanse tu obviedad.
A dónde escondes la esperanza
tan destructora,
contaré las sílabas de lo que nunca fue mío.
Maquinista.
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