El frío despierta temeroso
a el monstruo
que consume a la noche.
No hay destierro
en la lámpara ausente,
tampoco alegría que guarde a la flama.
Jubilosa la maldición
interrogante florece,
de día agobia sin ninguna acogida.
Desgarrando el silencio
que en ascenso
saborea su propia caída.
Mis gritos se esconden
en tus labios sin saberlo,
hasta que el gemido calla a sus sueños.
La mirada invoca al instante,
es sabia la vida
que no se guarda sus daños.
Huyó sin dudas el odio,
rencores ajenos
que secretos suicidan.
Escasos trofeos
voy recogiendo,
no cualquiera calibra su propio deseo.
Así que en una sonrisa
me aferro a la vida,
andando en el tiempo con poca saliva.
El crimen no tuvo amor
fue indiferente,
que importa la muerte si tienes la vida.
Mis ojos escriben
dormidos sus voces,
despierta con besos al aire que queda.
Herido de amor
cansado y dormido,
le doy un mordisco a la luna y tú conmigo.
Hasta que las penas brillen
en un acto de amor,
seré un anhelo en la vida.
Un día a la vez murmura el alba,
si hubiese poesía
la obsesión sería pura risa.
Mañana caminaremos de nuevo,
el tiempo es huraño
esboza sonrisas.
Maquinista Mute.
Para aquellos que pierden la esperanza,
ánimo, despertará la sonrisa.
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