El amor nunca muere
me lo ha confiado la noche,
es solo el olvido
que pletórico florece.
Mi amor es un aprendiz de gorriones
un volcán que humea
con sus fumarolas una necia poesía.
Mi amor habla en voz baja
reteniendo a la tristeza
en las sombras que confunden
al lenguaje.
El amor solo escucha,
como un potrillo salta a galope
persiguiendo a la luna,
tambaleando a la noche.
Mi amor brilla
cómo un cerezo que no envejece,
foráneo te regala
una sonrisa extranjera.
Mi amor huye en una fosa
creyendo que los demás
guardarán un luto supremo.
Con eso me quedo
con tus ojos viendo al cielo,
estrellas que alumbran un cerezo
te amo,
no lo sabremos.
Maquinista Mute.
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