sábado, 10 de octubre de 2020

Duerme

 


Duerme sombra duerme

trasnocha la vereda,

nada pasará 

el tiempo olvida el ayer.


Duerme que el pasado

a elegido tenerte,

será cómo en un principio

recordando curioso cuánto hablamos.


Duerme porque el asombro

revuelve un poco el estómago,

es curioso no saber cómo pararlo,

la memoria tiene los días contados.


Duerme que es tenue 

el miedo a despertarse,

la pesadilla encierra 

una pregunta inagotable 

cada vez que hablamos.


Nadie puede soñar en la espera,

la soledad tiene la culpa 

la verdad es ridícula

cuándo no te quedas con ella hablando.


Cierra los ojos 

imagina que somos

un presente ilusionado,

así ha sido siempre

cada vez que nos amamos.


Descansa adormecido

la soberbia es una voz apagada,

la palabra es profunda

si con lágrimas el amor la enjuagas.


Él Mute.




jueves, 8 de octubre de 2020

No es poca cosa

 


Se feliz,

la noche olvida cada instante,

despierta,

el silencio quema.


Al final de la vida 

todas las cosas perdieron importancia,

solo una cosa vive

a los ojos del magnánimo.


Cuando llegamos a vivir

todos tenemos lo mismo,

luego llega el hambre y los rencores

y las cosas se terminan.


Al final damos la batalla

algunos más con angustia,

otros recogen trofeos

cómo si fueran ceniza.


Ahora ya no me espanto

no tengo tiempo,

la distancia tiene miedo

de un instante que imagina.


Hoy no necesito

de los sueños de nadie,

la palabra despierta

sin el silencio antes de oírlas.


El amor está casi agotado

así que grito solidario,

apenas puede

respirarse así mismo.


Dicen que la vida

se necesita vivir

que no es para otra cosa,

clamor al acariciar cada noche roja.


He perdido la tristeza

cuando se me ha dado la gana,

la noche ha escuchado

mis plegarias.


Tener más de veinte 

y menos de cien es divertido

y no es poca cosa.


Él Mute.



Rojos cardenales

 


Piel pobre,

oscura,

brilla con la sombra

de un sol que vuelve

a las hojas secas.


El otoño ha invadido

con un manto su tristeza,

no alcanza el crepúsculo

para regresar a la aldea.


El tiempo lo ha invadido todo

cada instante que reconozco,

el silencio

tiene su música secreta.


El olor a café

no alcanza a curar el abandono,

estrella que envejece.


Sienten lástima mirarme,

miserable dolor

cayendo a pedazos

en un invierno que llega.


El cardenal canta su propio alfabeto,

aves nuestras,

los pájaros tienen un árbol

todo en ellos cuelga.


Rojo carmesí

no me abandones,

en cualquier momento viviré 

en perpetua magnificencia.


Brilla, 

que los demás te vean

tenemos esperanza,

el consuelo no es un caos

cuando se ama.


Mira, 

hermosa mariposa

el amor combina con tus ojos,

no te dejes engañar

el umbral cruzará por otra aldea.


La vida consta de surfear abismos 

y olvidar humillaciones,

fría madrugada desnuda

no tengo ni un centavo que ofrecerte.


No importa

no hay lamentos,

con un espíritu práctico

soñar no es un lujo,

la miel sana a un moribundo.


Trabajé para ti,

conseguiré alimento

en alguna parte,

seremos buenos y felices.


Nada nos faltará,

la caridad del amor

se alimenta de cariño

y raíces silvestres.


Piel noble

oscura,

brilla con la luz,

el sol se esconde 

en el otoño que llega.


El Mute.


lunes, 5 de octubre de 2020

Todo lo fuí



Todo lo fuí

hasta el ocaso,

siempre lo cubrí

con espesura.


Aciago me escapé

hasta el presagio,

nunca me filtré

por la desdicha.


Las horas las toqué

con hermosura,

no tuve empacho

hasta la ternura.


Ciego penetre

en el Otoño,

el mundo no me alcanzó

para el pensamiento.


Tu boca pidió palabras

el pecho sintió la mirada,

hundí mis raíces

en tus sueños

aún así no supe nada.


Quedé en fragmentos

de un pensamiento,

vacío recordando

el sometimiento.


El instante no tuvo ternura,

todo lo evoqué

hasta ceñirla.


Perseguí al instante

hasta que mis manos

ya no sintieron.


Acumulé un vacío 

amenazado,

aún así lo tuve todo.


Déjame un recuerdo

que no grite,

no se lo daré a nadie

en mil años.


Amar derrumba

en lo tangible,

dame un rostro

hasta el delirio.


Guardaré silencio

en lo invisible,

inmenso será mi grito

sonido que piensa

en el pasado.


Todo lo fuí

hasta el ocaso,

siempre lo cubrí

con la espesura.


Cariño fraternal y su ternura.


El Mute.


sábado, 3 de octubre de 2020

Cuánto te amé




 Cuánto te amé indefinidamente,

hasta los ojos tristes

se cansaron de no verte.


Disfruté el exilio en la pesadumbre,

en el dolor terrenal

de una ansiedad raptora.


Insistí,

hasta que las manos sangraron

de tanto escribirte.


Fuí un loco de atar,

que amó con la certeza de la luz

y el frío de una caricia amarga.


Mi sombra galopó persistente

en el fulgor de un deudo,

llorando con furia en el recuerdo.


Fuí vacío para siempre,

con mis sueños solitarios

en una palabra de invierno.


He vendido todo

por temor a que no regreses,

he olvidado tu nombre impenetrable.


Sigo de pie

en la sustancia 

de una furia que ama.


No sé si llegarán las golondrinas,

o el espacio solitario

me rodeará por siempre.


En el fondo de la oscuridad,

queda la trémula escencia

que obstinada olvida la pérdida.


Ser hombre no es sencillo,

los días continúan muriendo 

con la pena de la herida caliente.


Lágrimas sucias

que lloran la pérdida,

debería darles verguenza.


Mi boca ahoga desbordante

el pálido color

de un espejo que siente.


Apretando la desnuda memoria

que aún te quiere,

cabizbajo arrinconando el crepúsculo

sigo mi marcha.


Es mí amor

que mira el horizonte,

cómo el perro abandonado en un muelle.


Mi pecho aprendió a amarla,

ahora  se sumerge

en el reflejo de una Luna imponente.


En el fulgor de la intemperie

viene la noche,

será la última en la que los violines 

canten por siempre.


El corazón aún tiene el otoño

entre un beso rabioso,

destella el calor indestructible

que se trae adentro soñando.


Pequeña es la muerte

que no se pronuncia,

espesa es la vida

que temblando quiere.


No pude amarte de otra forma,

poco a poco fuí negándome

ente el silencio y la mentira rota.


Cuánto te amé indefinidamente,

hasta que los ojos tristes

se cansaron de verte.


Él Mute.

viernes, 2 de octubre de 2020

Me equivoqué

 


Me equivoqué

aguas tristes,

perdiendote en lo impensable.


Olvidas todo

apartándote de mis apariciones,

minúscula desición del asombro.


Y todo para qué,

mi amor es apacible

cómo un milagro que sostiene.


Míralos,

todos anhelantes

distraídos.


Pidiendo que un celular

les resuelva la vida

con un click.


Prometiendo que el próximo invierno

será distinto,

oscilando en un infinito tardío.


Sobreviviendo a las palabras

qué lo explican todo,

mirémonos.


Se resbala la vida

en una sonrisa que atormenta,

aúllan las sombras.


Mira que estrecho es el cielo,

mentira,

la mirada no te alcanza.


Silencio,

el miedo es delicado,

apenas un instante es fortuito.


Esporádico olvido,

partiendo en un ciclo

en el cual no somos protagonistas.


Me equivoqué

aguas tristes,

ellos de ti, dejándote.


Él Mute.

Epístola de amor

 


Tal vez morirás 

cómo la hoja de otoño,

aún así viviste con mucha ilusión.


Hubiese querido escribirte

cuando la desgracia

tomó de las tinieblas un trago.


Y las resecas calles

flotaron por el vacío predilecto 

de un aroma que termina.


Nosotros no controlamos el viento

es caprichoso,

anida a su antojo en cualquier mentira.


Por eso te fuiste,

cómo las moscas fúnebres

en su último vuelo.


Mañana cuando nazca el sol,

tán sólo serás 

un recuerdo diminuto.


Tal vez 

te habrás marchado para siempre,

sin la dulzura que florece de día.


Serás un recuerdo permanente

en la deriva de una caricia,

epístola que escribí con amor.


Él Mute.


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Un día a la vez

  Esperar hasta el final del camino,  no puedo,  necesito ahora ese último respiro. Quisiera cerrar los ojos y dormir  hasta que la vida sea...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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