Se feliz,
la noche olvida cada instante,
despierta,
el silencio quema.
Al final de la vida
todas las cosas perdieron importancia,
solo una cosa vive
a los ojos del magnánimo.
Cuando llegamos a vivir
todos tenemos lo mismo,
luego llega el hambre y los rencores
y las cosas se terminan.
Al final damos la batalla
algunos más con angustia,
otros recogen trofeos
cómo si fueran ceniza.
Ahora ya no me espanto
no tengo tiempo,
la distancia tiene miedo
de un instante que imagina.
Hoy no necesito
de los sueños de nadie,
la palabra despierta
sin el silencio antes de oírlas.
El amor está casi agotado
así que grito solidario,
apenas puede
respirarse así mismo.
Dicen que la vida
se necesita vivir
que no es para otra cosa,
clamor al acariciar cada noche roja.
He perdido la tristeza
cuando se me ha dado la gana,
la noche ha escuchado
mis plegarias.
Tener más de veinte
y menos de cien es divertido
y no es poca cosa.
Él Mute.
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