miércoles, 23 de octubre de 2024

“El Instante y su Infinito

 


Érase una vez un niño perdido

que soñaba con el mar

y una vida mirando a la luna.


Y creció y fue hombre

de historias y recuerdos

de gaviotas y el cielo.


Ahora sabe lo que es el amor

también de lágrimas y dolor,

el hombre está con Jehová completo.


Érase una vez un niño

que la plenitud y la tarde

le dio siempre motivos

para crecer al florecer.


Y tocó el instante en su infinito

con el atardecer cayendo

en el cielo y sus olas.


En el laberinto encontró historias

retumbando el hierro construyó,

cada vez que salía el sol llegaba.


Y creció y fue hombre

con el recuerdo del sabor del agua

con los versos en la mano de su voz.


Aprendió a perdonar

lo invisible y las razones

el desamor y la alevosía.


La palabra infinita

la noche en la muerte

la derrota y humillación.


Hemos vivido con los ojos gastados

de tantos años de gloria

de tantas maravillas y latidos.


No le reclamo nada a un poema

siempre una palabra es un milagro,

la noche y el día son algarabía.


Hoy amo y gravito en tus sombras

en el inmenso universo

en tu empeño y mis ronquidos.


Soy amor, un beso sin miedos

un soneto coqueto que nada tiene

más que demostrar.


Érase una vez un niño perdido

y creció y fue hombre, libre

ruiseñor, dame tu nombre

soñaremos ser el Quijo

te.


Y el amor, siempre el amor.


*© Maquinista Mute, 2024.*

lunes, 21 de octubre de 2024

Noche, no te vayas todavía”

 


“Noche, no te vayas todavía”


Noche que no han visto mis ojos,

he fatigado la metralla

con cada momento incesante.


Sigue hasta que el viento espere,

hasta que el atardecer sea un centinela.


Hasta que cada centímetro de los años

tenga un aroma de párpados,

esos que sufren en el abismo de su soledad.


Entonces sí sabrás que has esperado,

sentirás la dicha de vivir los días.


Hasta que volvamos enteros,

y no rotos, unánimes con un vago sueño.


Noche, no tengas miedo,

el poema es constante,

incorruptible.


Que la tarde sea la última batalla

de libros y ciénagas,

de sonrisas con escarcha.


Mi secreto es un anhelo

en el tumulto de las palabras

y tus labios piadosos.


Noche, no te vayas todavía,

hasta que el ruiseñor florezca de

 amor.


© Maquinista Mute, 2024.

domingo, 20 de octubre de 2024

Racimos de octubre

 


"Racimos de octubre"


Racimos de octubre, 

se acaba la vida,

estoy vivo.


Soy el mar, 

mirando con asombro a las velas; 

nadie tiene el infinito.


Por eso, veré para otro lado,

a la clemencia del tiempo,

a la inocencia secreta de una tarde.


Soy la gloria de octubre,

el nombre de un poeta,

el sueño borroso de la muerte.


El pasado vedado de la aurora,

la elegía de un estupor,

sin prisa y agonía.


Soy el agua que vigía a los años,

el pobre inmortal

que toca el fondo de un espejo.


Soy un montón de cuarzos

inmóvil en la esquina de mi patio,

racimos de octubre.



© Maquinista Mute, 2024.





viernes, 18 de octubre de 2024

La última hoja

 




"La última hoja"



Te regalo mi tiempo

entre arcoíris y cuentos;

el mundo es eterno,

lo que se extingue es efímero

y no supo ganar.


Mi soledad atraviesa el mar;

numerosas palabras

que debo pronunciar.

Te veré en mi pobreza

y la de Dios,

en la última hoja.


Hoja de los hombres,

de ese árbol tirado

en el dolor del horizonte.

He sido ríos y calles,

ocaso de una noche estrellada;

he sido cántaros de agua

en un solar.


No tengas miedo;

la tierra es vieja;

estoy acostumbrado a orar.

Última hoja,

que la costumbre

sea un salmo

y tú, sueño, un diván.


Hoja infinita

de las orillas

del paraíso.

Agrieta mis pasos,

que mis manos te van a abrazar;

vámonos sanando.


Con amor se puede ganar;

soy esa rosa

que con agua y aire

te sabrá amar.



© Maquinista Mute, 2024.




El Verso No Olvida



El verso no olvida,

aspira fugazmente a beber de tus jardines, sombras y delirios.

Antes era el triste

apenas un reflejo, hoy todo es azul celeste.


Más allá de la vida está la muerte.

Mis lágrimas no tienen memoria,

mi corazón puede respirar,

que bajen los temores sin parar.


Vamos, dame la mano

que voy a volver.

El tiempo está exhausto y quiere correr.

Vamos, que los arrabales están de buenas,

la brisa brilla junto al mar,

si eres tímida, dame un beso.


Mi historia es aquella de libros,

vivimos y morimos,

anhelamos siempre ganar.


Despierta, el verso no olvida

sus huertos y valles,

que nos quieren abrazar.

Antes existió la zozobra,

la noche oscura consumía bruscamente las auroras.


Hoy soy lo que soy,

con cincuenta generaciones bajo el río,

sin dragones ni vikingos.

Hoy mi historia es un verso

que baña con racimos tu amor.


Eso es lo que soy hoy, trovador,

Miguel Adame es mi nombre.

Hoy lo digo:

Dios me amó primero,

hoy amo yo.



© Maquinista Mute, 2024.



jueves, 17 de octubre de 2024

Luces del Alba




Cada día traerá sus palabras

letras numerosas, al azar.


Escribir tu nombre

la lluvia busca la tarde,

¿quién escucha caer al pasado?.


El tiempo, las flores nunca son ciegas,

Mi padre no ha muerto.


La vida se acaba

en traer sus propias mentiras,

muchos años en herirte.


Pero el poeta es viejo y sabio

vaga es la luz que delira,

el verso lo puede todo.


Envía los recuerdos

con la luna,

hasta qué el inocente viva de nuevo.


El Sol y su nueva mañana.


Luces del alba,

desde aquí te regalo un poema.


Busquemos más allá

de lo que no se ve,

la historia nunca se acaba.


Para eso están las palabr

as.





© Maquinista Mute, 2024.


miércoles, 16 de octubre de 2024

El amor sin soledad

 



Cuando el tiempo se haya consumido,

jugaremos al infinito,

sujetando el albedrío

del que soy cautivo.


Tiempo y ruegos,

el sueño es una agonía silenciosa,

tantos somos en el crepúsculo,

insomnes columnas sin un paraíso.


El mundo es incierto, lo sé,

antiguo pacto de aquellos

fanáticos empedernidos.


La tarde tiene sueño de ti,

soy el don del verso,

ese que usas para perderte

en el laberinto que todos

te dejaron en silencio.


Soy el delirio del eclipse,

ese que vio tantos nacer,

morir nunca es un regocijo.


Lo esencial de la vida es amar,

el poeta lo sueña cada día,

escribe su gloria.


Quiero ir a la playa

a contemplar el poema

que desgarra la costumbre

de la inmensa soledad.


— Maquinista Mute —

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El tiempo es para mí

 “El tiempo es para mí” El tiempo es para mí  soy la esperanza, la mirada del agua  la sonrisa de un instante. Mi poder desmorona  el abismo...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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