viernes, 18 de febrero de 2022

La otra parte del mundo.

 




La otra parte del mundo

el borde cambia,

como un malabarista callejero

veo rostros que ignoran

entre tantos autos.


Esperanza,

un mundo que trasmite 

el dolor hacia la muerte.


Alquimia de palabras posibles

perfectas,

el sacrificio tiene 

una actitud no sobornable.


Sobrevivir

sin el frío inconstante,

florecer,

quizá sea suficiente.


Nos quedamos,

alzamos las velas 

navegando entre tormentas.


Hasta que la densa calma

no inquietó,

como un sueño 

que desvanece hasta el precipicio.


No tuvimos miedo,

tejidos,

tejemos poco a poco 

hasta recobrar la memoria.


Ahí es posible,

iremos de cacería

por cada palabra.


Les daremos un beso

con disidencias suaves,

susurrando el silencio 

con una sola mirada.


Seremos textuales 

en la desolación,

renaciendo en el rescoldo

de una aventura 

que llueve con certeza.


No estaremos cansados

de tanta desolación,

transcurriendo apagados

en cada energía perdida.


Encontraremos la gracia

multiplicada,

venciendo a la tristeza

de un amor que nada detiene.


Insistiremos,

como si fuéramos semilla 

de un verano verde,

ese que florece alegre 

con una sonrisa.


Llegaremos con el triunfo

de un laúd brillante,

no hará falta

el luto que despide.


Aprenderemos a amar

con poco 

o con casi nada,

volveremos a ver mariposas.


Mirándonos en lo posible,

con el milagro cantando encrucijadas.


La otra parte del mundo

el borde cambia,

siempre hay esperanza.


Mute.

martes, 15 de febrero de 2022

No lo sé todavía

 



Noche fría

la ironía no tiene memoria,

se burla de la bella joven

de la cual todos están 

secretamente enamorados.


Ella está sola,

que cruel es la vida.


Nunca es suficiente

he vivido,

y aún no sé 

si algún día voy a morir.


Estoy seguro

que no he venido a eso,

así que compongo versos

que remienda mí suelo.


El frío se amontona,

hambriento protesta,

le digo que espere

porque siempre es suficiente.


Mi padre insistió en escribir sus memorias,

aún tengo su borrador

que intenta no ahogarse en sus palabras.


No fue suficiente

las flores entraron en sus huesos,

no llores más, me dijo atento,

entonces corrí y salí huyendo.


La noche creció hacia mi padre

mordiendo las costuras,

pegando su recuerdo en mi memoria.


Me quedé mirando,

miro a los que no son sordos

ellos escuchan,

no saben porqué estoy hablando.


Saben leer,

morir tal vez no, todavía,

siempre serán un espasmo inconsciente.


Los versos se avergüenzan,

sudorosos sufren

al ver las tinieblas.


¿Que fue de la estrella

con su soledad?

el silencio pronto llega.


Entonces los caracoles 

encontrarán su camino,

entre la bruma caminarán escépticos

orgulloso y puritanos,

inversos en el amor que contiene su furia.


Lloran en su lamento 

con un poco de miedo,

por la bella muchacha 

que le duelen las letras.


Las memorias de mi padre

no fueron más que unas pocas hojas,

estoy seguro que algún día

volverá y escribirá su historia.


Así que lo espero

y recuerdo su nombre,

no sé si alcanzará el tiempo.


No lo sé todavía,

vine a vivir.


Las palabras nos miran,

miran lo que pienso

todo es amor.




Maquinista Mute.


domingo, 13 de febrero de 2022

Salvar a el amor

 


Salvar a el amor

cuando la ausencia

se deshace de las palabras.


No queda tiempo,

respira soberano 

sobre el follaje de un vacío

de cualquier momento amado.


Lo llena todo,

todas las sombras 

los sueños vanos 

y furiosos reclamos.


Cómo hubiera querido 

ser parte de ti,

una sola presencia 

sin párpados mojados.


Nunca pude consolarte

lo intenté,

las lágrimas hilan 

un dolor muy pesado.


Siempre reproché

que la impaciencia 

también muere.


Y yo,

creyéndolo todo 

simplemente solo pude soñar. 


El tiempo humano

fue como un niño enfermo,

náufrago de alegría

sepultado la agonía de un abrazo.


Aún así salvé el amor 

cómo ese niño sana,

fui coloreando el blanco 

pintarrajeando el crepúsculo

de colores floreados.


Impetuoso,

maravillado y triste a la vez,

de pie fuí tocando estrellas.

 

El amor infatigable

alegre hace volar.


La existencia cotidiana

no necesita de febrero,

para tomarse un helado en invierno 

y seguir amando.


Maquinista Mute.



jueves, 10 de febrero de 2022

Mañana también tendremos palabras

 




Quererte es la mirada

viento,

como campo de batalla.


¿Qué olvido?

es la verdadera mentira.


Así es que ríe

ríe a carcajadas,

llénate de vida

sin agonía y silencio.


Porque pronto seremos polvo,

frutos que son cien años.


Levántate libre,

tan despojado.


Combatiendo en silencio

las invisibles preguntas

para conocerte.


Consumiendo a mis ojos

que se niegan a ocultarte.


Solo existo

porque tú existes,

es una sílaba secreta.


Impalpable y despótica


Calumniado en lo imposible

de un sueño que te conoce.


El páramo  desgasta los sueños

de tanto mirar al cielo.


Buscando estrellas 

en una madrugada fría.


Yo te digo

que la herida fresca se desvanece.


Reposa encadenada

en su propia fuga.


Suspendamos las fracturas

porque en cada rendija

se cuela el frío.


Anímate,

mañana también 

tendremos palabras.


https://youtu.be/mPowp8ncLtI




martes, 8 de febrero de 2022

Y se ríe de ti

 



El pasado tiene prisa de irse 

lo ignoras,

creyendo que nunca te irás.


No fuimos creados

para ser ceniza 

de una primavera.


De repente,

la muerte nos toma de la mano 

nos rehusamos demasiado tarde.


La noche ha llegado, 

acariciando el frío 

de unas horas que restan.


No te has dado cuenta

porque estás dormido, 

sólo sumas las horas 

que estás despierto.


Hasta que empiezas a contemplar

aquellos adultos cuando eras niño,

son viejos,arrugados.


Así que no te queda mayor cosa 

que juntar los recuerdos

y meternos en una bolsa 

para que no escapen.


De vez en cuando 

sacas un pedazo de ellos 

y los observas.


Los comparas 

los vuelves a ignorar,

son ellos son que se hacen viejos,

tú, solo observas y guardas silencio.


Hasta ahí te das cuenta

que el tiempo no se detiene

y se ríe de ti.



domingo, 6 de febrero de 2022

Colibrí que no reposa





 El instante derrama un segundo,

entusiasmado desata a la bruma 

que enamorada solo te recuerda.


Es sencillo,

el aire siente un vacío

en cada luz que flota

en la existencia de tu recuerdo.


Eres como un escombro 

que sobrevive 

en un jardín alumbrado.


Ese que se desvanece 

en la bruma fría 

del holocausto.


Frío voraz 

estás de luto,

brasa interior que agonizante 

descubre el paraíso.


Calizas ruinas,

temblorosas,

avanza la espesura 

de un sueño infinito.


Estás ahí,

observando

sin decir nada.


Con tu cuerpo infinito,

quemante en su latido,

ese que niega el resplandor

de un mundo sin espinas.


Solo sombras de un mundo ciego,

en la ciénega sorda

de una piel desierta y trémula.


Taciturno disuelvo 

el tacto de mi amor,

a contracorriente se diluye 

el deshielo de mi propia desolación.


Es media noche

es infinito,

entre transparencias te sigo amando.


En la demora de un encuentro

que se desliza

mientras transcurre la noche.


Miradas del viento

en su última batalla,

horizonte que nos dispersa

casi intactos.


Despierta,

abre los ojos,

mira mis manos

llenas de mundo.


Mira el colibrí y su pensamiento,

siempre amanece esperando.


Enlazando raíces de un cielo vacío,

son los pájaros que cantan

en la prisión de un pensamiento.


Yergue la rama quebrada

sobre su propio precipicio,

colibrí que no reposa.


Sigue buscanote

en el reencuentro de uno mismo.


miércoles, 2 de febrero de 2022

Un poema de amor

 




Tu cuerpo es una vida

derramando a la noche,

amanece con la euforia 

de la arena hambrienta del mar.


Y yo muriendo

con el instante

soñando a tus besos.


Con la garganta en la sombra

por la fría ausencia.


Las olas escapan

con euforia y espuma,

desnudan al cielo

pletórico de estrellas.


Mis manos se hunden

en el agua fría,

el instante vibra

con todas sus formas.


El mundo no alcanza,

mis ojos son una gota despierta

que arde con la nube

de un furor oculto.


El aire lo sabe,

un aliento

devora a la soledad.


Sonrisa nostálgica

que se emborracha melancólica

por una primavera

que se ha quedado atrás.


Son tus flores sabiendo

a sueños derramando a la noche,

viendo llover caricias

sin un relámpago que calle.


Mis párpados mojan el tiempo,

lágrimas disueltas

la sal es una corriente a la deriva.


Duele la nuca de voltear al cielo,

rozando a la luz que se empeña 

en un recuerdo de tu boca.


Te conozco

porque tienes la llave del infinito,

sedienta de todo

con los labios de un olvido.


Silencio

las palabras oyen,

miran lo que piensas.


Caen al vacío de un océano

que se empeña en no olvidarte.


Ni todo el sol delirante

derrumba a la soledad

que arrastra tu amor.


Es tu reflejo turquesa,

húmedo a la brisa

que esculpe tu cuerpo

en un poema de amor.


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Vivir para siempre

  A ninguna parte, nunca tuve tiempo para que las lágrimas llenaran el cielo. Confieso que se fue la vida en una pincelada de gaviotas y cie...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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