Noche fría
la ironía no tiene memoria,
se burla de la bella joven
de la cual todos están
secretamente enamorados.
Ella está sola,
que cruel es la vida.
Nunca es suficiente
he vivido,
y aún no sé
si algún día voy a morir.
Estoy seguro
que no he venido a eso,
así que compongo versos
que remienda mí suelo.
El frío se amontona,
hambriento protesta,
le digo que espere
porque siempre es suficiente.
Mi padre insistió en escribir sus memorias,
aún tengo su borrador
que intenta no ahogarse en sus palabras.
No fue suficiente
las flores entraron en sus huesos,
no llores más, me dijo atento,
entonces corrí y salí huyendo.
La noche creció hacia mi padre
mordiendo las costuras,
pegando su recuerdo en mi memoria.
Me quedé mirando,
miro a los que no son sordos
ellos escuchan,
no saben porqué estoy hablando.
Saben leer,
morir tal vez no, todavía,
siempre serán un espasmo inconsciente.
Los versos se avergüenzan,
sudorosos sufren
al ver las tinieblas.
¿Que fue de la estrella
con su soledad?
el silencio pronto llega.
Entonces los caracoles
encontrarán su camino,
entre la bruma caminarán escépticos
orgulloso y puritanos,
inversos en el amor que contiene su furia.
Lloran en su lamento
con un poco de miedo,
por la bella muchacha
que le duelen las letras.
Las memorias de mi padre
no fueron más que unas pocas hojas,
estoy seguro que algún día
volverá y escribirá su historia.
Así que lo espero
y recuerdo su nombre,
no sé si alcanzará el tiempo.
No lo sé todavía,
vine a vivir.
Las palabras nos miran,
miran lo que pienso
todo es amor.
Maquinista Mute.
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