Mi silencio
está cansado
de tanto hablar
y que nadie escuche.
Mi silencio tiene ansiedad,
está enfermo
en la tristeza de una mañana
en su bullicio.
Todos andan con el rumbo cierto,
venturosos
en la rafaga de una tormenta.
Mi silencio
es un silencio quieto,
como un cuadro
en su naturaleza muerta.
Mi silencio es invisible
en la nostalgia
de un desacato dormido por años.
Es una madriguera insomne,
bipolar en la culpa
de un laúd sin sentido.
Mi silencio es arrogante
cada vez que está de rodillas.
Mi silencio ama
donde llega la luz.
Intenta huir
en la imprecisa voz que tiembla,
con la costumbre de un animal
que regresa a su puerta.
Mi silencio
devora todos los días,
tiene preguntas
con las hojas y el viento.
Mi silencio golpea
con la inútil queja,
es pintoresco
en el albedrío de un anhelo .
Mi silencio
sabe de amor,
es ingenuo en la memoria
anónima que ama.
Es ausente con los años
y vuelve,
cuando vuelve el amor.
Silencio pueril
fragmentado en la hipótesis
de un atardecer.
En la inmensa tarde tan predecible,
atribulada en cada lágrima
que me deja ciego.
Silencio de un olvido,
duerme
que no haré ruido
le he arrancado
la voz al poeta.
Refugio diáfano
en la lucidez irrevocable
de un pensamiento.
Silencio
persevera en cada poema,
incapaz de desafiar
a mi propia voz.
Maquinista M.
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