Conciencia perdida
irreparable,
el lenguaje del mundo.
Que desierto es el lugar
que ocupaba el árbol,
vacíos en otra parte.
A Veces la luz cambia
juega,
con el suficiente asombro.
Palabras posibles,
airosas
breve error de un carmesí.
El tiempo nos borra
y sufres,
duele la espina tan venturosa.
Espera lo suficiente,
hasta que a la tarde
le de sueño y las preguntas
se desvanezcan en un laberinto.
Eres posible
silencio pensante,
un relámpago triste.
Exentos,
tienen una soledad
que repliegan el ardor
de una respuesta.
Gritos nítidos
en una mañana
que escandaliza.
Piel caliza,
sin barro
volátiles son sus sueños.
Que guarden los demás
lo que pensamos ferozmente.
Amémonos
cómo si fuéramos frutales,
hierbas con semillas en el paraíso.
Noviembre es su víctima,
frío que florece tenue
en dónde ya nadie pisa.
De pronto el esplendor
no se despide con tanto luto,
es el jazmín qué empezó a amar.
Maquinista.
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