domingo, 22 de noviembre de 2020

Sabré que viví

 


Quiero ir,

a dónde el río se torna

en un riachuelo

y el camino en un sendero.


Quiero dormir 

con el cielo muy de cerca

y la noche es frenesí.


Quiero respirar el aire libre

que sopla sin miedo,

caminar a dónde el dolor 

se pierde sin poder regresar.


Quiero ir a dónde 

no me importe el instante

y pueda ser más que una sombra

que le cuesta al tiempo partir.


Quiero beberme

el sol de un sorbo,

ver volar al colibrí

al llamado de un mejor aroma.


Quiero contar mis pasos

hasta que se pierdan,

escuchar el canto del mirlo

llamando a un cielo sin ti.


Quiero escalar la roca

en lo imposible,

que la montaña sea remota

cómo lo fuera algún día tu boca.


Quiero sentir ese árbol solitario

eterno y firme en lo imposible,

que espera el agua 

de un río subterráneo.


Quiero tomar las nubes 

de un brinco,

volar entre troncos caídos

sabiendo que nunca es suficiente.


Quiero que se olvide de mí,

hombre errante con la mirada 

demasiado tarde.


Quiero ser ese paraje secreto,

estrella fugaz

que retrata el firmamento.


Quiero ser ese paseante,

que mis pasos 

no guarden sus huellas.


Quiero prender esa fogata,

leer un poema de Neruda

y sentir.


Entonces sí,

en medio de todo eso

y en medio de nada

sabré que viví.


Él Mute.



sábado, 21 de noviembre de 2020

Esa noche


 Hubo una noche 

en la que el frío 

eligió a un poeta.


Lo miró sin mirarlo

tenue,

en silencio y espinos.


No se necesitan palabras,

tampoco la mirada 

que borre el recuerdo perdido.


Ya no hay flores en la zarza

es invierno,

la hierba seca 

sólo hace nidos.


Verde fué el romero

también el útil tomillo,

las margaritas, violetas y lirios 

sin agua son un triste motivo.


La huerta caza a la nieve,

monte y piedras,

sedientos olivos.


Polvorientos 

conservan recuerdos,

las rosas adornan

el campo tan frío.


El Dios que amamos 

mantiene al ciprés erguido,

a la rivera de blanco,

reconforta con gusto el camino.


En la serranía a lo lejos

se escucha el crujido,

es la primavera que sueña

ser un verso querido.


Cortaré un poco de lavanda,

su fragancia calmará

al almendro vacío.


Hoy es sólo

un puñado de varas,

que sin flores extraña el nido.


Las cosas que amo,

radiantes anuncian

que a la vida no le da frío.


No estés triste

la noche se reconforta,

el poeta siempre 

tiene su abrigo.


Él Mute.



viernes, 20 de noviembre de 2020

En su resplandor

 



La luz quiere aire,

sopla un silbido,

afán presuroso 

que susurra sonoro 

en su resplandor.


Tiemblan las tinieblas,

sol abrasador,

el tiempo es vano,

abstracto.


Grito que se pierde en el alba,

no puedo respirar,

áspera fragancia

que reposa fuerte.


Silencio

lloran mis pulmones, 

el aliento duerme 

en sus huesos.


El aire flota en la ausencia,

te conozco,

ocaso radiante.


Zumba el oído 

en el crepúsculo,

pobre melancolía

por qué no me curas.


No somos nada

si no podemos cantar,

corazón doliente,

inmensa calma que no espera.


El aire fulgura soplando,

ventarrones,

el polvo penetra en los ojos.


Inhala desolado 

un poco de sueños,

antes de que sea vieja la noche.


Antes de que tus labios 

se quejen presurosos,

labios rotos, 

secos,

invencibles.


Mi corazón 

algún día será viento,

fragancia de flores 

de un pobre huerto.


Olerá a limones,

a lienzos turbios 

que evocan paisajes nuevos.


A versos fieras

que enjaulados 

rebullen atentos.


Es invierno,

el naranjo viste sus flores

nada importa el frío,

sus frutos son campo yerto.


La luz quiere aire,

sopla un silbido,

afán presuroso 

que susurra sonoro 

en su resplandor.



Él Mute.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Nunca más es para siempre.

 



Lejos está el paraíso de casa,

neblina, promesas,

silencios.


El tiempo es testigo

de la devastación de una sombra

que inunda con urgencia.


Siempre con urgencia,

palabras amargas

que llegan tarde.


Es inútil

empeñarse a morir,

el fruto de la vida es inesperado.


Aún con los espasmos vertiginosos

de las mutilaciones y el trauma

la esperanza tiene un amor.


Espera,

siempre espera,

eres el héroe de mis sueños

que siempre perdura.


Infinita felicidad,

vagones vacios

que conducen a la muerte

que sólo envejece.


Tómame el pulso

tal vez el día esté perdido,

desvelos mutuos

ante tantos accidentes.


Soporta la conciencia,

la respiración

tiene frío y pretextos.


Tiene miedo,

deseo y soledad,

la jungla es una resonancia maldita.


Tentación peligrosa

gemir a cada recuerdo 

que persigue la noche,

sonríe un poco confusa.



La recompensa 

te sacará de la ciénega

bendito amor no renuncies,

nunca el abismo es para siempre.


Cuanto dolor,

esa vocecita

en un reloj de voluntad.


Que la música sane la herida,

consuela al poeta

que apacigua el propósito

sin el daño profundo que nunca se agota.


Quince años,

el espacio resiste,

perfecta es la paciencia de no enojarse,

no morirse.


La vida es una caída con precipicio,

habla callada

que voy a responderte.


Tiempo y espacio,

en eso consiste

mirar a la vida,

olvidar a la muerte.


Nunca más es para siempre.


Miguel Adame Vázquez.


19 de Noviembre

Día Mundial para la Prevencíon del Abuso Sexual Infantil.

martes, 17 de noviembre de 2020

Ante tanta pandemia



 La soledad es tenebrosa

eterna desdicha,

fugaz cansancio

en la deriva loca.


Los días naufragando

olvídalo todo,

eres muy jóven

toma tu vida y ama.


Que la mirada hermosa no miente,

que te alcance el infinito

para quererte.


Deja el dolor

sueña otra cosa,

niega el pasado

el absurdo pretexto de una ausencia rota.


Suspira la lluvia

ponte un perfume,

no tengas miedo

es muy sencillo seguir despierto.


Grita tu nombre,

que el racimo de flores adorne tu vida,

al cabo del tiempo

la noche es oscura.


La soledad rompe los labios,

brisa ausente

de eternos regalos.


De tanto silencio

te has olvidado de suspirar,

ramito seco que audaz galopa 

en un pensamiento que anhela.


La soledad rompió con la calma,

confín errante

que brota de un huerto callado.


Tu silencio grita,

jilguero feliz,

no necesita algo mejor 

que su propio silencio.


Mira a la tenue alba

y sonríe,

de eso se trata la vida

ante tanta pandemia.



Él Mute.


lunes, 16 de noviembre de 2020

Si pudiera ser necesario.

 


No pudo ser,

si pudiese,

si pudiera ser necesario.


Solo a veces 

estoy sin nada,

si llegara a llevárselo

supondría un apego de nadie.


Diáfana frase,

inaccesible, 

apagada,

tierra sin memoria.


Yo amé,

fui un secreto sin saberlo,

un instante ausente.


La vida calla

cuando es demasiado,

el tiempo ha esperado por ella

tantos años.


Brilla el invierno,

lo que fue

el rostro lo sabe.


Indaga el instante muerto

que ha vivido,

que ha existido perdido.


Llantos, risas,

bello mundo,

tan lejos.


Se fueron,

a veces recordar siquiera,

no existe ya eso.


Debimos ser dulces,

el hombre y su olvido,

en un mañana que duele.


El cielo,

el viento y sus caminos,

siempre debatiendo

nada asusta a un corazón afligido.


La poesía yo dije,

el amor puede ser,

si pudiese,

si pudiera ser necesario.


El Mute.


domingo, 15 de noviembre de 2020

El año que viene

 


El año que viene

buscaré el río y sus acacias,

miraré el cielo con ternura.


Con un poco de asombro

desfilare en timidez

por los silencios del tiempo.


No haré preguntas con urgencia,

juntaré las palabras

con mucho asombro.


El año que viene

dejaré morir las asperezas,

no contaré cuerpos en una sala de espera.


Seré feliz en lo ruidoso,

en un respiro absorberé violetas 

sin la tormenta.


No escribiré a los amigos

con heroísmo,

seré un visitante a ellos en lo finito.


El año que viene

seré infinito en lo infalible,

continuaré envejeciendo,sintiéndome niño.


Tomaré ginebra en coco nuevo,

un dulce suave 

con sus desvelos.


Nada impedirá el tumulto

sin respiradero,

sentiré frío pero no miedo.


El año que viene será implacable,

convertiremos en jungla 

nuestras verdades.


Seremos imprudentes

con piel desnuda,

cuánta vida, es para siempre.


Pasará el noticiario de largo

vago recuerdo insomne,

seré Miguel y su mochila.

El año que viene.


Él Mute.


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El tiempo es para mí

 “El tiempo es para mí” El tiempo es para mí  soy la esperanza, la mirada del agua  la sonrisa de un instante. Mi poder desmorona  el abismo...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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