La luz quiere aire,
sopla un silbido,
afán presuroso
que susurra sonoro
en su resplandor.
Tiemblan las tinieblas,
sol abrasador,
el tiempo es vano,
abstracto.
Grito que se pierde en el alba,
no puedo respirar,
áspera fragancia
que reposa fuerte.
Silencio
lloran mis pulmones,
el aliento duerme
en sus huesos.
El aire flota en la ausencia,
te conozco,
ocaso radiante.
Zumba el oído
en el crepúsculo,
pobre melancolía
por qué no me curas.
No somos nada
si no podemos cantar,
corazón doliente,
inmensa calma que no espera.
El aire fulgura soplando,
ventarrones,
el polvo penetra en los ojos.
Inhala desolado
un poco de sueños,
antes de que sea vieja la noche.
Antes de que tus labios
se quejen presurosos,
labios rotos,
secos,
invencibles.
Mi corazón
algún día será viento,
fragancia de flores
de un pobre huerto.
Olerá a limones,
a lienzos turbios
que evocan paisajes nuevos.
A versos fieras
que enjaulados
rebullen atentos.
Es invierno,
el naranjo viste sus flores
nada importa el frío,
sus frutos son campo yerto.
La luz quiere aire,
sopla un silbido,
afán presuroso
que susurra sonoro
en su resplandor.
Él Mute.
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