viernes, 25 de febrero de 2022

Flores de invierno






Flores de invierno,

rompí a llorar

con la sombra voraz

que fecunda el viento.


Fui polvo,

arena en vestigio

que traga el fuego

de un ser imperfecto.


El silencio inventó mil excusas,

hundía mi voz

en una sentencia que olvida.


Invisible fue el gemido,

la bestia siempre se toma

la leche de un niño.


Fue fatal el cansancio,

la fiebre mayúscula de un límite 

que no estaba escrito.


Pero aprendí a no olvidar

a cargar con el miedo,

a liberar la garganta

de una peste que emana por dentro.


Me he vivido fiel,

renombrando la página

de la historia 

de un mundo mejor.


He luchado mil batallas

trazando la sed sin reclamos.


Calladamente

he construido barcos,

cruzado los muelles

sin el abandono de un mar adentro.


Hoy la sonrisa

no es el murmullo de un lobo

junto a la puerta asechando.


El viento apagó

el dolor de ese fuego

que extingue todo lo que siento.


Ahora sé que el tiempo es para mí,

nunca olvidé el verdadero amor

que me tengo por dentro.


He caído, sí

pero sé levantarme,

envuelto en la frágil fragancia de un perdón.


El mío que siento.


Hoy la vieja herida no avanza,

aunque el cuerpo retrocede

y cruje con el sollozo de la edad.


He aprendido ha amar

los resquicios de un orgullo

en la quimera de unas hojas tristes de verano.


Flores de invierno

ya no tengo miedo,

el aliento sopla a la tierra sin viento.


Es primavera 

la abeja llega,

está de fiesta.


Caminemos juntos

incitando el infinito,

el futuro testigo de mi testimonio.


Desde aquí me amaré

en el umbral de un firmamento,

respiro,

mi nombre cabe en cada palabra que llevo.


No tengo miedo,

he vencido un día a la vez

con las flores de invierno.



Maquinista Mute.



Con cariño para todos aquellos que han visto la luz en su propio perdón y han sabido trabajar su propia historia, tropiezan pero se levantan, van construyendo su historia.

Y estoy seguro que algún día muy cercano, lo lograrán por completo, porque ya no están solos, se tienen así mismos.


miércoles, 23 de febrero de 2022

Somos nosotros.

 





Tierra mojada,

somos nosotros.


La soledad tiene

una ausencia lejana.


Olvida el horizonte,

cierra los ojos

imagina,

la memoria está rota.


Tu mirada fue huérfana

de girasoles y flores muertas,

escúchame,

deja que cuente una historia.


Cotidiano es el misterio de un amor

que a nadie le importa.


Se estremecen los días

son fracasos de prosa.


Nunca me cansaré,

el alfabeto es un laberinto

caprichoso y rebelde.


Cómo olvidar

la cicatriz de los días

sin un verso que amé.


No hace falta más que sentir

el viento hecho gaviotas.


Golpea fuerte,

hasta que la noche

escuche tu voz.


Verdadero milagro,

seguir cantando.


El sonido es un viento que aplaude,

viejas colinas que todo lo saben.


Alguna vez miramos la vida de noche,

no existe la distancia,

solo reproches.


Desconozco tu olor

la lluvia lavó mis recuerdos,

solo quedan vestigios,

risa fugaz sin lamentos.


Te conozco

como la muerte conoce el amor.


Nos fuimos queriendo

como si fuéramos jóvenes.


En ese día junté

todas las piedras del río.


Sé que estuviste aquí,

sin multitudes de madrugada

que solo caminan.


Los versos se mofan

de los pensamientos,

que difícil es distinguir

la transparencia con un beso.


Quisiéramos poder esparcir

lo que fuimos en un instante.


Caracoles vacíos sin lluvia,

llorando a parte.


Te amé con furia

con  fuerza indomable,


Sé que te amaré por siempre.


Maquinista,

no sabes guardar silencio.


Bendita tu poesía.



Maquinista Mute.



domingo, 20 de febrero de 2022

Ahí podremos vivir.

 





La penumbra siempre es igual,

solo somos ignorantes.


Arráncame la edad

que hostiga el silencio.


Quiero dormir en el amanecer 

que es abundante.


Como esa palabra segura

en su costumbre infinita.


Si no hubiésemos amado

qué sería de la bóveda celestial,

¿acaso no es hermoso vivir?.


Contigo las estrellas

ignoran a la noche.


Inmortal es la luz codiciosa

que se desnuda del mundo por ti.


Me has dejado observando

al universo perpetuo.


Soy débil en la disolución 

de un tiempo que no conozco.


Contigo fue suficiente,

la tierra se desnuda muy indiferente.


Te pertenezco,

devuélveme el infinito 

con cada palabra.


No me atrevo a existir

en la rebelión de ser furtivo,

seré un cobarde,

una voz prisionera en una plegaria 

que oprime mi pecho.


Fuiste tú,

fue tu rostro,

ese que alejó la fantasía

que estremece el ínfimo deseo.


Nada olvida un amanecer glorioso,

no existe el sarcasmo

en el equilibrio de todas las cosas.


Ven a buscarme,

daré mis labios 

con el sonido amante.


Seré un violoncello amoroso

que ya no se queja.


Jamás llegará la muerte,

eres demasiado para no olvidarte.


Vuelve de prisa,

ocultaré los linderos

más hermosos del bosque.


En la fisura de un peñasco ascendiendo te llevaré.


Ahí podremos vivir,

retraídos en el tiempo

que ha vivido mil años.


Mute.



viernes, 18 de febrero de 2022

La otra parte del mundo.

 




La otra parte del mundo

el borde cambia,

como un malabarista callejero

veo rostros que ignoran

entre tantos autos.


Esperanza,

un mundo que trasmite 

el dolor hacia la muerte.


Alquimia de palabras posibles

perfectas,

el sacrificio tiene 

una actitud no sobornable.


Sobrevivir

sin el frío inconstante,

florecer,

quizá sea suficiente.


Nos quedamos,

alzamos las velas 

navegando entre tormentas.


Hasta que la densa calma

no inquietó,

como un sueño 

que desvanece hasta el precipicio.


No tuvimos miedo,

tejidos,

tejemos poco a poco 

hasta recobrar la memoria.


Ahí es posible,

iremos de cacería

por cada palabra.


Les daremos un beso

con disidencias suaves,

susurrando el silencio 

con una sola mirada.


Seremos textuales 

en la desolación,

renaciendo en el rescoldo

de una aventura 

que llueve con certeza.


No estaremos cansados

de tanta desolación,

transcurriendo apagados

en cada energía perdida.


Encontraremos la gracia

multiplicada,

venciendo a la tristeza

de un amor que nada detiene.


Insistiremos,

como si fuéramos semilla 

de un verano verde,

ese que florece alegre 

con una sonrisa.


Llegaremos con el triunfo

de un laúd brillante,

no hará falta

el luto que despide.


Aprenderemos a amar

con poco 

o con casi nada,

volveremos a ver mariposas.


Mirándonos en lo posible,

con el milagro cantando encrucijadas.


La otra parte del mundo

el borde cambia,

siempre hay esperanza.


Mute.

martes, 15 de febrero de 2022

No lo sé todavía

 



Noche fría

la ironía no tiene memoria,

se burla de la bella joven

de la cual todos están 

secretamente enamorados.


Ella está sola,

que cruel es la vida.


Nunca es suficiente

he vivido,

y aún no sé 

si algún día voy a morir.


Estoy seguro

que no he venido a eso,

así que compongo versos

que remienda mí suelo.


El frío se amontona,

hambriento protesta,

le digo que espere

porque siempre es suficiente.


Mi padre insistió en escribir sus memorias,

aún tengo su borrador

que intenta no ahogarse en sus palabras.


No fue suficiente

las flores entraron en sus huesos,

no llores más, me dijo atento,

entonces corrí y salí huyendo.


La noche creció hacia mi padre

mordiendo las costuras,

pegando su recuerdo en mi memoria.


Me quedé mirando,

miro a los que no son sordos

ellos escuchan,

no saben porqué estoy hablando.


Saben leer,

morir tal vez no, todavía,

siempre serán un espasmo inconsciente.


Los versos se avergüenzan,

sudorosos sufren

al ver las tinieblas.


¿Que fue de la estrella

con su soledad?

el silencio pronto llega.


Entonces los caracoles 

encontrarán su camino,

entre la bruma caminarán escépticos

orgulloso y puritanos,

inversos en el amor que contiene su furia.


Lloran en su lamento 

con un poco de miedo,

por la bella muchacha 

que le duelen las letras.


Las memorias de mi padre

no fueron más que unas pocas hojas,

estoy seguro que algún día

volverá y escribirá su historia.


Así que lo espero

y recuerdo su nombre,

no sé si alcanzará el tiempo.


No lo sé todavía,

vine a vivir.


Las palabras nos miran,

miran lo que pienso

todo es amor.




Maquinista Mute.


domingo, 13 de febrero de 2022

Salvar a el amor

 


Salvar a el amor

cuando la ausencia

se deshace de las palabras.


No queda tiempo,

respira soberano 

sobre el follaje de un vacío

de cualquier momento amado.


Lo llena todo,

todas las sombras 

los sueños vanos 

y furiosos reclamos.


Cómo hubiera querido 

ser parte de ti,

una sola presencia 

sin párpados mojados.


Nunca pude consolarte

lo intenté,

las lágrimas hilan 

un dolor muy pesado.


Siempre reproché

que la impaciencia 

también muere.


Y yo,

creyéndolo todo 

simplemente solo pude soñar. 


El tiempo humano

fue como un niño enfermo,

náufrago de alegría

sepultado la agonía de un abrazo.


Aún así salvé el amor 

cómo ese niño sana,

fui coloreando el blanco 

pintarrajeando el crepúsculo

de colores floreados.


Impetuoso,

maravillado y triste a la vez,

de pie fuí tocando estrellas.

 

El amor infatigable

alegre hace volar.


La existencia cotidiana

no necesita de febrero,

para tomarse un helado en invierno 

y seguir amando.


Maquinista Mute.



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El tiempo es para mí

 “El tiempo es para mí” El tiempo es para mí  soy la esperanza, la mirada del agua  la sonrisa de un instante. Mi poder desmorona  el abismo...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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