sábado, 5 de noviembre de 2016

Tus ojos color miel.



¿Que ocultas en esa mirada dudosa?
Parece que no quieres que te vea fijamente a los ojos.
¿Serán muchos los silencios que enmudecen tu historia?
No quiero recordarlos.
Permanecen en un pasado que nunca fue dichoso.
Lo sé, por la manera que no dejas que mi alma te abrace.

Pero te admiro.
Lo has superado poco a poco a cuenta gotas.
Tuvieron que pasar muchos días oscuros y lluviosos para que el recuerdo no doliera.

Has dejado muy atrás en los perdones, esa historia que te enferma.

Ahora lo dices con soltura.
No te das la más mínima cuenta de ello.
Pero hace mucho tiempo que nosotros ya lo sabemos.

Y es nuestro corazón gozoso el que se nos sobresalta de alegría. 
De esa alegría que no se oculta, porque brilla radiante en tus ojos color miel.

Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
05/11/2016.



Historias que contar.





Espero apacible y sereno como todas las noches que avance la espesa oscuridad.

Para en ella ocultarme de los sonidos del día que aún no empieza.

Bajo su silencio secular, solo pienso en cómo la soledad me dará una caricia inquieta.

Robándome el tiempo que se agota.
Y dándome un montón de sueños que desiertos ríen porque nunca se cuidaron para que no se rompan.

Ya no recuerdo cómo fue que el sereno matinal me cautivó la vida con sus historias.
Solo sé que fue en un solo segundo, cuando los momentos fueron los mejores.
Pensamientos que más he disfrutado por ser como un idilio que se hereda y no se agota.

Ahora solo consumo a raudales el lapso que es más que un abrazo sublime.
Arrebatando a otros las palabras que no se atreven a pensar y decir.
Porque solo con el saber que al pronunciarlas les producirá un profundo dolor.
Dolor por no intentar nunca hacer nada diferente.

Mis ojos se seguirán agrietando, porque aún rehusan cerrarse.
Quieren contar más historias.
Tal vez sean historias menos fantásticas que las que pueden imaginar una mente que al dormir solo descansa.
Pero son historias que cuentan.
Que esperan apacibles el sabor de una bruma húmeda y sonora porque todavía hay esperanza.

Poesía.

Miguel Adame Vázquez.
05/11/2016.


jueves, 3 de noviembre de 2016

Entinto palabras, para que tú nunca te vallas.




Entinto las palabras cada vez que te recuerdo.
No quiero que se oscurezca la memoria y te olvide.
Dejando un indeleble recuerdo áureo sobre tus tristezas rotas.
Porque no son muchas las esperanzas que se inmiscuyen en tus sueños ahogados y locos.

Y sí, son muchas las sombras que sabotean tú sensación de estar nuevamente soñando.
Es muy corta la mañana laureada para poder agotar tu desdicha que te ahoga.

No logro evitar que la pena te consuma con un abrazo frío y lastimero.
Porque te empeñas en tatuar tu historia en una maniobra oscura y silenciosa.
Tan reprobable como mi luz que no te arropa.
Qué te puedo decir si solo te observo tranquilo e inerte como todos.
Como esperando el momento en el cual se te doblen las pocas fuerzas que te quedan y te rompas.

Así es la hipocresía que solo contempla tu desdicha.
Y no es capaz de calentar tu mano fría con un simple abrazo cálido.

Entinto las palabras cada vez que te recuerdo.
No quiero que se oscurezca la memoria y te olvide.
Y en ese recuerdo roto, tú simplemente te vallas.


Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
03/11/2016.


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martes, 1 de noviembre de 2016

Suspiros que atrapan la propia voz.

Que 


En un rincón del alma se encuentra atrapado más que un suspiro.
Es el reflejo de tu vida quien habla.
Porque cree que sigue jugando contigo.

Palpitaciones sonoras de una dicha que muere.
Eso son tus recuerdos que cumplen con la condena de tus más bajos caprichos.

Estalla en cólera tu memoria que es un dolor fallido.
Como si fuera solo un volcán iracundo que arroja sus más íntimos secretos perdidos.

Así vas tú por la vida, invadiendo los múltiples esfuerzos para poder encontrar algún momento oportuno.
Y poder alejarte del todo, de lo bueno que siempre has querido.

Tú paz es un montón de estrategias muy bien diseñadas.
Una a una vas apilando recuerdos en un montón de desgracias que se decoran con la gloria de batallas perdidas.
Batallas en las que suenan los tambores de guerra por la sangre batida.
Entre las pocas razones que huyen por seguir adelante con su voz y su vida.

Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
01/11/2016


jueves, 27 de octubre de 2016

Después de la oscuridad, nace la luz.



Después de la oscuridad, nace la luz.
Aunque parezca ironía el desasosiego.
Porque es en las sombras donde se oculta el murmullo.
Y es en el egocentrismo blasfemo e impuro donde crece impune como un manojo de mala yerba, devorándolo todo.

Pero es ahí donde también donde después crece la esperanza sublime.
Porque nunca podrán terminar con todo lo que ha crecido en su tiempo.
Siempre sobrevive una poesía que no es cautiva.
Un pequeño retoño como ruego sublime.
Un abrazo que es solidario y fiel a la memoria que es buena.

Nunca será la oscuridad tan cegadora, que no te permita ver la luz al final del camino.
Porque nunca podrán arrebatar tú esencia.

Esa fragancia de aromas de sueños que siempre es una ilusión cautelosa.
Como lo es una hermosa mañana después de que huye la oscuridad.
Porque después de un reinado profundo que ata, nace la luz.

Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
28/10/2016.

martes, 25 de octubre de 2016

Nunca pierdas la fe.


El mundo está enfermo de tanto tener.
No cabe en sus manos tus sueños.
Esta cegado de poder.
No luches en su campo estéril sin ilusiones.
Mantente fuerte y firme en lo que realmente vale la pena.
Tu sabes muy bien que es lo que quieres.
Despliega tus fuerzas siempre adelante.
Porque el tiempo es un huracán insaciable que no perdona.

Nunca pierdas la esperanza de tener esa tenue luz que aunque apenas se asoma, siempre te ilumina toda el alma.
Es breve el espacio de un momento oportuno, pero siempre llega, nunca falla.
No pierdas la fe.
Después de una oscura noche, amanece y nace la luz que ilumina a la calma.

El frío nunca doblegará a la fuerza interior de un corazón que ama.
Ese calor de tu amor, siempre ha sido el alimento vital para mantener viva tú propia esperanza.
Nunca lo olvides.
Después de la tempestad viene la calma.

Miguel Adame Vazquez.
25/10/2016.


domingo, 23 de octubre de 2016

Cuando mis ojos ya no quisieron amanecer.



Cuando mis ojos quisieron cerrarse por una última vez y no querían contemplar el amanecer con el día que florece.
Fue tu calor quien me dio la esperanza.
Y tu amor incondicional de alma pura,  fue la salvación en un abandono seguro.

Ahora que veo ese recuerdo solo como un pasado.
Y contemplo mi rostro en el espejo de la madurez ganada.
Me doy cuenta que de ese montón de historias vividas he aprendido todo.
Y así, nunca volver a cometer el mismo error que me hizo querer dejar de respirar.

Fue ayer cuando mi cuerpo estaba vacío.
Y solo el universo y nadie más contemplaba lo absoluto de mi eterna agonía. 

Pero cuando más vacio era mi interior en la agonía.
Me aferre a tu cuerpecito indefenso necesitado del mío.
Y me diste la fuerza para querer poder vencer al mundo.

Ahora que te veo creciendo por el mundo agigantado.
Y veo mis ojos en el reflejo de tu misma alma.
Agradezco al infinito el momento justo en el cual me diste tu primer amor.

Siempre he pensado que existe algo más supremo que no comprendo del todo.
Que me escucha, que me observa y que me entiende sin hablar.
Que siempre me ha protegido dándome su guía iluminando mi sendero, dejándome un gran remanso de paz.

A ese ser superior yo agradezco.
Porque cuando mis ojos soñarón con cerrarse por una última vez.
Comprendí que mi aliento no es un aliento que es del todo mío.
Es solo un momento en el cosmos que es tiempo prestado.
En el cual tengo que honrar como a un tesoro, a quien en resguardo me ha entregado.
Y cuando llegue el momento indicado.
Yo le enseñaré cómo su mirada me ha salvado una y otra vez del oscuro vacío de no querer vivir.


Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
23/10/2016.

A la madre que deseó cambiar su existencia en el universo.


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Vivir para siempre

  A ninguna parte, nunca tuve tiempo para que las lágrimas llenaran el cielo. Confieso que se fue la vida en una pincelada de gaviotas y cie...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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