viernes, 20 de noviembre de 2020

En su resplandor

 



La luz quiere aire,

sopla un silbido,

afán presuroso 

que susurra sonoro 

en su resplandor.


Tiemblan las tinieblas,

sol abrasador,

el tiempo es vano,

abstracto.


Grito que se pierde en el alba,

no puedo respirar,

áspera fragancia

que reposa fuerte.


Silencio

lloran mis pulmones, 

el aliento duerme 

en sus huesos.


El aire flota en la ausencia,

te conozco,

ocaso radiante.


Zumba el oído 

en el crepúsculo,

pobre melancolía

por qué no me curas.


No somos nada

si no podemos cantar,

corazón doliente,

inmensa calma que no espera.


El aire fulgura soplando,

ventarrones,

el polvo penetra en los ojos.


Inhala desolado 

un poco de sueños,

antes de que sea vieja la noche.


Antes de que tus labios 

se quejen presurosos,

labios rotos, 

secos,

invencibles.


Mi corazón 

algún día será viento,

fragancia de flores 

de un pobre huerto.


Olerá a limones,

a lienzos turbios 

que evocan paisajes nuevos.


A versos fieras

que enjaulados 

rebullen atentos.


Es invierno,

el naranjo viste sus flores

nada importa el frío,

sus frutos son campo yerto.


La luz quiere aire,

sopla un silbido,

afán presuroso 

que susurra sonoro 

en su resplandor.



Él Mute.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Nunca más es para siempre.

 



Lejos está el paraíso de casa,

neblina, promesas,

silencios.


El tiempo es testigo

de la devastación de una sombra

que inunda con urgencia.


Siempre con urgencia,

palabras amargas

que llegan tarde.


Es inútil

empeñarse a morir,

el fruto de la vida es inesperado.


Aún con los espasmos vertiginosos

de las mutilaciones y el trauma

la esperanza tiene un amor.


Espera,

siempre espera,

eres el héroe de mis sueños

que siempre perdura.


Infinita felicidad,

vagones vacios

que conducen a la muerte

que sólo envejece.


Tómame el pulso

tal vez el día esté perdido,

desvelos mutuos

ante tantos accidentes.


Soporta la conciencia,

la respiración

tiene frío y pretextos.


Tiene miedo,

deseo y soledad,

la jungla es una resonancia maldita.


Tentación peligrosa

gemir a cada recuerdo 

que persigue la noche,

sonríe un poco confusa.



La recompensa 

te sacará de la ciénega

bendito amor no renuncies,

nunca el abismo es para siempre.


Cuanto dolor,

esa vocecita

en un reloj de voluntad.


Que la música sane la herida,

consuela al poeta

que apacigua el propósito

sin el daño profundo que nunca se agota.


Quince años,

el espacio resiste,

perfecta es la paciencia de no enojarse,

no morirse.


La vida es una caída con precipicio,

habla callada

que voy a responderte.


Tiempo y espacio,

en eso consiste

mirar a la vida,

olvidar a la muerte.


Nunca más es para siempre.


Miguel Adame Vázquez.


19 de Noviembre

Día Mundial para la Prevencíon del Abuso Sexual Infantil.

martes, 17 de noviembre de 2020

Ante tanta pandemia



 La soledad es tenebrosa

eterna desdicha,

fugaz cansancio

en la deriva loca.


Los días naufragando

olvídalo todo,

eres muy jóven

toma tu vida y ama.


Que la mirada hermosa no miente,

que te alcance el infinito

para quererte.


Deja el dolor

sueña otra cosa,

niega el pasado

el absurdo pretexto de una ausencia rota.


Suspira la lluvia

ponte un perfume,

no tengas miedo

es muy sencillo seguir despierto.


Grita tu nombre,

que el racimo de flores adorne tu vida,

al cabo del tiempo

la noche es oscura.


La soledad rompe los labios,

brisa ausente

de eternos regalos.


De tanto silencio

te has olvidado de suspirar,

ramito seco que audaz galopa 

en un pensamiento que anhela.


La soledad rompió con la calma,

confín errante

que brota de un huerto callado.


Tu silencio grita,

jilguero feliz,

no necesita algo mejor 

que su propio silencio.


Mira a la tenue alba

y sonríe,

de eso se trata la vida

ante tanta pandemia.



Él Mute.


lunes, 16 de noviembre de 2020

Si pudiera ser necesario.

 


No pudo ser,

si pudiese,

si pudiera ser necesario.


Solo a veces 

estoy sin nada,

si llegara a llevárselo

supondría un apego de nadie.


Diáfana frase,

inaccesible, 

apagada,

tierra sin memoria.


Yo amé,

fui un secreto sin saberlo,

un instante ausente.


La vida calla

cuando es demasiado,

el tiempo ha esperado por ella

tantos años.


Brilla el invierno,

lo que fue

el rostro lo sabe.


Indaga el instante muerto

que ha vivido,

que ha existido perdido.


Llantos, risas,

bello mundo,

tan lejos.


Se fueron,

a veces recordar siquiera,

no existe ya eso.


Debimos ser dulces,

el hombre y su olvido,

en un mañana que duele.


El cielo,

el viento y sus caminos,

siempre debatiendo

nada asusta a un corazón afligido.


La poesía yo dije,

el amor puede ser,

si pudiese,

si pudiera ser necesario.


El Mute.


domingo, 15 de noviembre de 2020

El año que viene

 


El año que viene

buscaré el río y sus acacias,

miraré el cielo con ternura.


Con un poco de asombro

desfilare en timidez

por los silencios del tiempo.


No haré preguntas con urgencia,

juntaré las palabras

con mucho asombro.


El año que viene

dejaré morir las asperezas,

no contaré cuerpos en una sala de espera.


Seré feliz en lo ruidoso,

en un respiro absorberé violetas 

sin la tormenta.


No escribiré a los amigos

con heroísmo,

seré un visitante a ellos en lo finito.


El año que viene

seré infinito en lo infalible,

continuaré envejeciendo,sintiéndome niño.


Tomaré ginebra en coco nuevo,

un dulce suave 

con sus desvelos.


Nada impedirá el tumulto

sin respiradero,

sentiré frío pero no miedo.


El año que viene será implacable,

convertiremos en jungla 

nuestras verdades.


Seremos imprudentes

con piel desnuda,

cuánta vida, es para siempre.


Pasará el noticiario de largo

vago recuerdo insomne,

seré Miguel y su mochila.

El año que viene.


Él Mute.


sábado, 14 de noviembre de 2020

La profunda tristeza



 A veces

la vida se desgarra

con una profunda ternura.


Sentimos vergüenza

rabia hasta el fondo de la muerte,

vemos cómo se pudre

la intensidad ajena.


Hace falta tanto amor,

nos endurece el golpeteo

de un sentimiento

que no se anima a arriesgarse.


Somos clientes desesperados

de una metáfora

que es capaz de mentir

para sentirse viva.


Qué importa convivir con uno mismo,

si se acaban las excusas 

de una soledad 

que nos tiene acostumbrados a respirar.


Pena ajena,

doliente,

grito hundido,

flotante.


Un año más

pronunciando el silencio,

juntando piedras

para qué no salgas.


Tiempo vacío

la noche hundiéndose,

la mirada agrietandose

bajo la tristeza

de una pequeña casa.


Austero aprendí a quererte,

frío y calizo

en el destajo de una ceniza.


Cómo olvidarlo 

discreto que es tener la boca vacía,

el desierto en el corazón,

morir tan despacio.


Es cómo un sueño largo

que no recuerdas,

cómo clausurando el amor

antes de partir.


Abriga las penas

que la esperanza

tiene un oxigeno nuevo.


Le he dado de comer

cómo a esa gallina que se escapó,

está ahí, en el campo

queriendo respirar un aire nuevo.


Esperanza es que siga libre,

con la noche y el viento

sin sus lamentos.


Sin el miedo de morir despacio,

morir poco a poco,

a pedazos.


A veces

la vida se desgarra

con una profunda ternura.


Él Mute.




jueves, 12 de noviembre de 2020

El tiempo ha muerto



 El tiempo ha muerto 

se siente su pena,

sombrío asciende tardío

solitario en el vacío de un recuerdo.


Despierta inscrito

en el desamparo,

quimera que vislumbra

su propio letargo.


Confuso en la bruma 

descansa en la duda

de un albedrío mortuorio,

el peñasco es enorme desde lo alto.


 

Abstracto es el abandono 

de una desdicha eterna,

visiones que embargan

taciturnas el sueño.


Brisa que disipa el naufragio 

de una voz querellante,

reproche que duele 

sin un instante.


Felices eran 

en la noche aciaga,

de pronto viven 

lo que habían callado.


El tiempo ha muerto

se siente su pena,

absurda presencia 

que se cree serena.


Él Mute.


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Vivir para siempre

  A ninguna parte, nunca tuve tiempo para que las lágrimas llenaran el cielo. Confieso que se fue la vida en una pincelada de gaviotas y cie...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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