miércoles, 23 de diciembre de 2020

Bóveda de un firmamento

 



Silencio y angustia

nada perdura,

tengo miedo de partir

en un vacío eterno.


Distancia

sentir o morir,

romper el aire 

con una palabra.


Despacio,

fuiste tú

quien me enseñó

lo invisible del tiempo.


Volví a vivir

llevando los vientos,

amando sin mirarte

ahogando mis sueños 

en sus cenizas.


La gente olvida

lo que es el amor profundo,

lágrimas frías

que no saben oírlo.


Jamás veremos

el invierno y su crepúsculo,

la otra rivera

los pájaros en el horizonte.


Viento

para qué quiero el viento,

las estrellas están sin ti

escondiendo la bóveda del firmamento.


martes, 22 de diciembre de 2020

Respira.

 



Flota la memoria

fugando un puñado de sueños,

promisorios

de un año nuevo.


Amaste la propia vida

hoy es ausencia,

tantos siglos de ausencia.


Que se diluya el dolor

de un desamparo,

rompiendo a la noche

velando mi tristeza.


Amigo

que no llegue la llanura,

hace frío,

respira hondo.


Que no se acabe el mundo

sin tu aliento,

que no llegue la hora

con su lamento.


Que no renuncie la esperanza

me quedo contigo

despierto,

pendiente de un rumor perdido.


Amigo

he llorado en un rincón que estorba,

absorto

sin musitar palabras.


Que mi poema te abrace

interminable,

tanto que dar

que no da tiempo.


Engañemos

las horas baldías,

que baste lo incierto

en tu inocencia.


Hace viento en mi cansancio,

que la deriva 

no llene el exilio.


Mi esperanza permanece

improbable,

escondida en el abismo

doliendo en el pecho.


No te vallas

ese es mi ruego,

respira fuerte

es lo que quiero.


Me falta juventud

a tí, te sobra

amigo,

vencerás con las rosas..


Respira un poco de aire

el campo te extraña,

aquí te espero

hasta el otro mañana.


Mientras vuelves

velaré a el mundo por ti,

hasta dos veces

no importa más nada.


Amando con ganas




¿Quién llora?

la muerte,

pesadumbre imperfecta.


Palabra y silencio

¿quién habla?

el jazmín y el ámbar,

la tierra mojada.


Vivir a gotas de miel 

perderse en el tálamo,

eslabones de una metáfora.


Cuando uno muere

es cómo una poesía inconclusa,

duerme a ciegas dando la espalda.


Dibujando la edad

todas sus formas subterráneas,

para decir te quiero

es lo que gana.


Cada minuto en su órbita

desafiando miradas,

reposa perpetua

en el quebranto de una mañana.


Añorando momentos

en la fría madrugada,

instante,

a la garganta le cuesta 

entonar las palabras.


¿Quién ríe?

rosa enamorada,

el musgo es tan húmedo

que no huele ya a nada.


Se acaba diciembre

ya lo sabemos,

el sol y la nube

el tedio, 

amando con ganas.




domingo, 20 de diciembre de 2020

Lo mejor que he vivido

 



Lo mejor que he vivido 

inmerso en el infinito,

sigo aquí

permaneciendo contigo.


Olvidando el abismo

resistiendo, 

el despojo de la ceniza

del tiempo.


Remolino que viaja

horizonte futuro,

empuja a las piedras

que el retorno es seguro.


Lo mejor que he vivido

tus ojos desnudos,

el silencio estrangula

cada palabra que digo.


Persigo diamantes 

en cada sueño,

el espacio es vacío

sin tu pensamiento.

  

Lo mejor que he vivido 

no tiembla en letargo,

yelmo medroso

no esperes tanto.


Dispersa la vergüenza

derrotando a la noche,

la tragedia impulsa

la esperanza de seguir vivos.


Lo mejor que he vivido

es tan profundo,

que no alcanzo a pensarlo

se escapa contigo.


Qué tan poca batalla

el enemigo he vencido,

permanece extraviado

su espejo, no es paraíso.


Lo mejor que he vivido

amanece cada mañana,

que pálida es la voz

cuando no suplica nada.


Que el jilguero cante

abedules queridos,

con amor el río es más bajo 

se salta de un brinco.


Que nadie te juzgue

sabes construir tu camino,

que la vida te otorgue

siempre un segundo.


Sé que sabrás aprovecharlo

pues es tú vida,

el mártir, es la poesía

sin los labios partidos.







jueves, 17 de diciembre de 2020

Lo que somos

 


Somos migajas del tiempo,

pedazos de un deseo,

recuerdos inconclusos

de un amanecer incierto.


Somos sufrimiento,

carencias,

vagabundos de historias,

dolores y pasatiempos.


Somos dudas,

dolor y muerte,

mucha muerte.


Vivimos rozando 

la voluntad de otros,

siempre intentando soñar

con el mejor momento.


Somos indiferencia,

un testamento

que no deja nada.


La voluntad 

de un lenguaje

desnaturalizado.


Partículas inconformes,

rastros del viento

sembrando esperanzas.


Somos lo que siempre

hemos negado,

a veces más,

muchas veces menos.


Somos el límite

de un cuerpo atrevido,

la maleza de una selva

que se escapa a la mentira.


Somos dudas,

paradojas que se repiten

en un poema 

que ama el asombro.


Somos error

y promesas imposibles,

un círculo sordo

que se hace hábito.


También somos

lo suficiente,

un espasmo de asombro.


Somos domésticos

una tarde que vuela,

somos laberinto que teje 

un mito en la memoria.


Somos un sentido posible,

ilusión que se borra

con el sentimiento.


También somos solidarios,

un arcoíris entre las hojas,

silencio y un relámpago 

que ama el verano.


Somos granizo,

lluvia que escandalosa

que riega a la vida.


También somos 

el ronroneo de un gato con frío

escondiéndose entre las cobijas.


Somos lo que pensamos,

volátiles,

amor que nunca se detiene.


Somos rencor

el sueño de un paraíso,

los pájaros

a la orilla del río.


La estrella distante,

el pétalo de la rosa,

la fiesta que todo lo ha visto.


Somos los errores del otro,

las preguntas sin respuesta,

el miedo y los días fértiles.


Somos 

el que nunca se despide,

la escasez de la mirada

sin el poema querido.


Somos menos oscuridad

y más luz,

la voz tenue

en un milagro sencillo.


martes, 15 de diciembre de 2020

El rincón de los caídos

 


Pasan las horas

lluvia ausente,

flores de diciembre

que soportan frío.


A quién engaña mi tristeza

no es posible,

lágrimas de un reloj antiguo,

asustado.


El dolor respira

poco a poco la esperanza,

murmullo vivo

que ama sin la distancia.


Somos incapaces

de levantar los ojos

y mirarnos.


No intentes secar mi silencio

se escucha invisible,

siempre secreto.


A veces 

todavía duele,

duelen las palabras

de un poema indiferente.


Quiero que emerjas

en el crepúsculo,

sin la adrenalina latente

de un pasado roto.


Quiero ver 

tus tatuajes desnudos 

moviéndose.


Reparando el escondite

con pétalos de amor,

esos que amanecen

suavizando con su aroma el alba.


Volveré al pasado

repararlo sin prisa,

rompiendo el viento

de un golpe.


Es el olor tibio 

del amor propio,

escuchar el ruido

de tus pies descalzos en la nieve.


Brillar en la sequía

aún sin agua,

mirando al horizonte

sin tener que mentir.


Ese es mi testimonio

en la hendidura,

el rincón de los caídos

que emergen sin prisa.



Él Mute.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Volveremos

 


Es tarde

el crepúsculo muestra soledad,

cuesta la mirada

el murmullo tiembla sin ninguna palabra.


No quiero pensarlo,

pronto es demasiado tarde

tiempos perdidos,

distancia.


La madrugada duele

cómo un vientre podrido,

heridas en el silencio

sintiéndose apartadas.


Aquella noche nunca volverá,

levantemos los ojos

y miremos a la luna 

con un corazón gozoso.


Tenemos esperanza,

esa duerme

con la ansiedad remota

de saberse secreta.


Viviremos

no es tiempo de partir,

nos debemos una sonrisa 

de plena infancia.


Un poema que es leído

una brisa en el alba,

las flores, los gatos

que no te gustaban.


La fiesta en primavera

con el olor a jacinto,

el río y el sendero 

sin ningún camino.


La mañana pasa

oscura,

sin la luz de tus ojos,

sufriremos el invierno.


Volveremos a amar

no es tiempo todavía,

olvidar la última costura

de un remiendo roto.


Él Mute.



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Vivir para siempre

  A ninguna parte, nunca tuve tiempo para que las lágrimas llenaran el cielo. Confieso que se fue la vida en una pincelada de gaviotas y cie...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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