para convertirme en un prófugo de las palabras,
nunca aprendí a callarme
si lo hubiera hecho
no sería la piedra en el zapato
que siempre incomodó.
Preferí vivir en la profundidad de los rostros ajenos,
sin falsedades,
sin extrañar el lado más cómodo del silencio,
sin los límites que vagan desafiantes
como si fueran espacios interminables
para poder reír.
No sé si soy feliz,
no me atormenta el saber lo que piensas de mí,
pronto te irás con el tiempo
como si fueras esa camisa de moda
que se esconde en el olvido
de un efímero recuerdo.
Preferí una tarde serena
en la que pudiera recargar mis ideas,
tal vez siempre fui un ingenuo
por no separar mis letras de tus pensamientos
nunca me importó usar un corrector de estilo,
que nunca sepas lo que pienso de ti.
La escritura siempre tuvo reservadas
las mejores ideas para mí,
proliferaron como si fueran
un montón de hormigas que trabajan fuerte
con el único propósito de huir de la soberbia,
ese alimento que causa sordera y dolor sin amor
Nunca morí cuando tú lo dijiste,
me hiciste ver como un dolor iracundo
que hierve con el deseo
que adorna sus pensamientos
con las hojas secas de una desolación.
Cuántas veces
has recitado un sermón funerario en mi honor,
pero no me muero
Los días ahora son débiles
aun así no vivo obsesionado con las cosas
algún día seré yo quien te lleve rosas a tu funeral,
la vida en su primavera
Solo me bastó un instante,
me convertí en un prófugo de las palabras
nunca aprendí a callarme
si lo hubiera hecho
no sería el narrador de mi propia historia,
esa que siempre vivió para hacerme reír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se vale la critica que propone.
El comentario que nutre. muchas gracias.