No lo fue
encontré la colmena despierta,
anudó la caída
por qué venía la lluvia enseguida.
Llegó el frío
las manos se entiesan
como si fueran inmortales,
solo quieren tocar tu rostro.
Viene mi padre
y se incrusta su recuerdo
sin alguna palabra.
Tampoco lo fue,
retrocedo
cansado pero despierto.
El teclado está tibio
tus labios,
amada mía
perdieron su espacio.
No lo fue
todo es adicción
menos la misericordia,
irrespirable.
Abro los ojos
se cuela la imagen
hasta la última lágrima,
nada más miro.
Apenas comprendí
que el silencio
tiene un presentimiento.
Es mi deber
saber que el miedo es temporal
así que le guardó duelo
de pie como el infinito.
No lo fue
no importa,
la arena alguna vez
fue piedra.
La belleza no tiene memoria
es cómo la propia noche
y su quietud.
Busquemos el amor
cómo si no existiéramos,
a quemarropa
se van las historias.
Enmudezco
incinerado,
solía llamarme
a cada minuto.
Ríspido y dichoso
cómo la media luna
y ese cariño
que solo te estorba.
Me despido
con el sol de la mañana,
vertiginoso,
el gorrión volvió a cantar.
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