A veces queremos ser otros,
arrancarnos la piel
y ponernos un rostro.
Uno que encienda los ojos
tan despoblados
Que no tenga miedo al destierro
azucarando alegría
de unos labios que queman silencio.
Rostros campesinos
actores,
yerguen un horizonte enfrentado.
Borra mi rostro
con la poca luz que aún queda.
Pinta mi esclavitud con aprendizaje,
calibrando las esperanzas
con un trofeo brilloso.
Insomnio durmiente,
traeme una lámpara
y te daré unas pinturas.
Dibujaré
lo que queda en el aire,
pausando mi vida en el viento.
Arráncame los ojos
porque estás adentro.
En los muros de unos párpados
que no quieren acariciarse
con la noche que todo oculta.
A veces queremos
y somos otros.
Maquinista.
Excelente, cuántas veces he querido ser otra, no por no estar conforme con lo que soy sino para entender mejor a los demás
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