La última vez, nunca jamás,
la vida teje y desteje.
Olvido, ¿acaso nos hemos despedido?
Que se dilate la sombra en la litografía de un pasado.
Para siempre cerramos las puertas
sin mirar atrás.
La memoria tiene una noche abierta e irreparable,
ha perdido lo que es vano.
No volverá tu voz,
acaso el ocaso de una luz dispersa.
Y el ayer y sus aves presas,
la jaula pasada.
He querido envolverme en metáforas,
laberintos y poesía rota,
palidecer en la estrofa.
No puedo;
el útero de la historia
siempre lo salva,
mudado el dolor de las sombras.
He desnudado el pasado en un espejo,
escuchando la mirada,
¿qué he visto ahí?
Solo recuerdos, solo lo más oscuro
y los más bellos.
Vieja ciénaga se ha secado,
la bóveda de los mares,
toma mi mano, es presente.
El futuro, eso solo
con amor nos espera.
© Maquinista Mute, 2024.
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