He gastado tanto tiempo
curando mis heridas
que me he olvidado de mirar
dentro de mí pecho.
Asomarse fue lo de menos,
no se borra el pasado
tampoco el silencio,
tantas voces
tantas veces.
Nunca fue suficiente,
tanto sudor
tanto dolor.
Hoy brota el verdor
y asimilo lentamente
esas ausencias que ahogaban.
Hoy la paja no se enciende
no me preocupa
resbala,
soy el que va a ser.
A cada flor
parpadeo de esperanza,
valió la pena mirar al cielo.
La tierra no tiene ruido,
antier estaba rota
ahora no es más que un olvido.
El poema comienza pensante
visible,
cada letra es una mañana nueva.
Una abeja hace su enjambre
en un viejo hueco
de aquel árbol en el camino.
Vuela
vuela con la esperanza
de encontrar sus flores
y regresar de nuevo.
Así serán mis palabras
que tienen frutos buenos.
He gastado tanto tiempo,
que ahora cuesta tanto
contar una historia.
La libertad tiene un sabor maravilloso
atrapado en boreales,
nace lo imprevisible.
Me gusta ese sabor de Boca
que olvidó el dolor en el pecho,
ya no tengo heridas
la miel de esas abejas
fueron curando ese silencio
con tantas voces
que decían
no se puede.
Hoy brota el verdor
con cada flor de esperanza,
el poema se termina
pero no la vida
ella sigue brotando
a borbotones felices de amor.
Miguel Adame
13/05/2020.
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