Despacio
voces antiguas,
noche de sobresaltos.
Estrellas que sueñan
que sucumben
con el rojo carmesí
cómo su momento.
La vida
hermosa vida
como me envidiaban,
yo solo anhelaba seguir viviendo.
Pronto será junio
y no ha llovido tanto,
el río llora por su agua ausente.
Silencio
¿escuchas?
es buen el recuerdo,
oler la canela
cómo un buen ungüento.
Recuerdos
es buen sentimiento,
soñar sin tener miedo.
Libre,
quiero ser libre,
como un reloj que no marca la hora,
qué sospecha que vale menos.
La penumbra es hermosa
cuando la brisa se acurruca fugaz
en un abrazo de luna y arena
al mismo tiempo.
Casi estoy despierto,
tenue
diminuto
creyéndome menos.
Jamás confuso
sin enredos,
en un yunde desigual
nunca me veo.
Hoy escarbé en la tierra
queriendo enterrar los despojos,
ahí estaba la raíz
queriendo amar de nuevo.
Voces antiguas
lloraban,
no de tristeza
solo de lamentos.
El viento es un llanto oscuro,
pero mis palabras
son como un beso
que en la noche cicatriza de nuevo.
Vino la luna
y me miró de repente,
fijamente nos miramos
en un firmamento.
Como queriendo
encontrar los defectos
aún lo recuerdo, cada momento,
cada detalle que ahora te cuento.
Resonando despacio
el sonido del viento,
en una oda
en una oda del tiempo.
Miguel Adame Vázquez.
25/05/2020.
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